Reseña

Atravesar Uróboros es el punto de inicio y fin, es este llamado a la acción. Estas premisas, este impulso, esta voz. Este echar a rodar la bola en este pedazo de tierra en donde plausiblemente suceden al mismo tiempo todas las historias. Este Jetztzeit, Esta quimera de sentidos y direcciones donde todo sucede en oxímoron.

Atravesar el Uróboros es estar haciendo en el tiempo-hoy, redimiendo el pasado y haciendo desde, y con el arte, un futuro mejor. Caótico-orden. Sí. Una serpiente devorando su propia cola, atravesada por una flecha con doble dirección es la imagen que suscita el inicio de esta reflexión polimórfica —¿reflexión?, ¿postulado?— que no pretende otra cosa que conmover incluso al más frío lector, haciendo un pulso para resistir a la muerte, a la vez que una pausa, para que sueñe el angustiado creador que tema su creación.

Pero, ¿a qué es a lo que teme el creador realmente?, ¿a su creación? No. El creador teme a lo que crea dentro de sí al crear la creación. Con la reproductibilidad técnica, la digitalización y la irrupción de la IA, se ha facilitado la producción de resultados técnicos en tiempos y calidades imposibles para humano. ¿Cuál es el lugar entonces de un acto de creación? Atravesar Uróboros: Romper el ciclo y transformar el tiempo, uniendo pasado y futuro en el presente, en una materia con aura. Detener el tiempo en rituales que permitan que la creación haga al creador, al tiempo que el creador crea la creación.