Reseña

Los sistemas políticos modernos han sido escenarios de múltiples conflictos entre actores que buscan influenciar los procesos y
resultados políticos a través de variadas formas de acción política que van desde las más convencionales, como votar en elecciones, hasta las menos convencionales, como manifestaciones públicas.

Estas acciones poseen necesariamente una dimensión colectiva puesto que persiguen objetivos en el ámbito de lo público, se basan en la interacción social e involucran intereses comunitarios. Los actores tienden a integrarse en un conjunto de acciones realizadas por otros como una estrategia para aumentar su incidencia en la toma de decisiones o controlar determinados valores o recursos sociales.

Las transiciones democráticas que se llevaron a cabo en la mayoría de los países de América Latina a finales del siglo XX ampliaron los sistemas políticos, lo que derivó en la participación de nuevos y diversos actores que buscaban convertirse en intermediarios entre la sociedad y el Estado.

Dentro de estos actores, cabe destacar a los nuevos movimientos sociales, integrados por individuos y colectivos que comparten un conjunto de normas, creencias y valores comunes. En términos generales, los movimientos sociales pueden definirse como aquellos actores políticos colectivos que se manifiestan en los sistemas democráticos a través de la movilización de sus simpatizantes, fuera del ámbito institucional, con el fin de generar transformaciones sociales, políticas, económicas y/o culturales.