Reseña

El fotógrafo León Ruiz decidió recorrer el río Magdalena un año después de la toma del Palacio de Justicia y de la avalancha sobre Armero.
Inició el viaje subiendo al páramo de Las Papas hasta la laguna de La Magdalena donde nace el río, cruzó el estrecho, visitó San Agustín, y un poco antes de llegar a Neiva se embarcó. A los 10 minutos de zarpar, la lancha de fibra de vidrio que le habían dado para el viaje, se volteó, dejándolos flotando en aguas turbias con todo el equipo fotográfico.

Este incidente incrementó sus deseos de viajar. Un desvío por Bogotá para recuperar los equipos, recargar material y un tiempo más mientras le construyeron la canoa de madera de Amarillo, que llamaría Leonor en honor a su abuela, fue necesario para volver a las aguas, esta vez para recorrer más de 1300 km y capturar con su cámara todo lo que el río y las orillas le ofrecieran. En su tarea fotográfica, León llevaba a cabo un registro grabado que luego fue transcrito en máquina de escribir y que le permitió de manera detallada identificar las fotografías (análogas) y recordar nombres y detalles de su ejercicio fotográfico.