Reseña

Quisiera iniciar diciendo, para conocimiento de quien se dispone a leer este libro, que conozco bastante bien a su autora, ya que no solo hemos sido compañeros de universidad, sino también de vida. La conozco desde hace ya diecinueve años. Mujer intelectual, sensible, crítica de la sociedad de nuestro tiempo, de sus devenires y complejidades, quien sabe reconocer la humanidad en el otro y siempre busca despertarla de ese letargo y ensimismamiento en el que parecemos estar atrapados, temas de los que trata su pensamiento poético. Desde la adolescencia, Catalina empezó a plasmar en el papel sus inquietudes, temores, quejas y preocupaciones acerca de una sociedad en decadencia, en desconcierto, con rumbo a ninguna parte, donde la protesta y su grito desesperado ante esta realidad –su realidad– se inmortalizaban en su escritura y donde, si bien no encontraba respuestas, al menos sí un poco de consuelo con la complicidad de su cuadernito de notas, su único confidente y testigo. Además de esta protesta social, Catalina refleja en su poesía una profunda admiración por la naturaleza, por sus elementos, los cuales representan el sentir y la emocionalidad humanas, como el fuego que entibiece pero que también puede arder hasta calcinar. Al respecto, se destaca el tema del erotismo, como ese fuego interior que se complace y deleita del contacto entre los cuerpos, siendo esta intimidad un modo de rescate de ese mundo incomprensible y caótico, un oasis delicioso en medio de un desierto inhóspito.
En conclusión, esta obra poética captura con vigor y pasión la esencia de nuestros tiempos. Una obra necesaria para quienes comparten con su autora no solo las angustias propias de la posmodernidad, sino también la apreciación de la naturaleza y el goce de lo erótico, como puntos de anclaje a nuestra propia naturaleza humana.