Inventar una institución
Las semanas del autismo en Bogotá
Autores: | Ahumada Yanet, Lizbeth Ruiz Acero, Iván Rouillon, Jean-Pierre Seynhaeve, Bernard Lucchelli, Juan Pablo Chatenay, Gilles Maleval, Jean Claude |
El prólogo a un libro cumple fundamentalmente con dos cometidos: preguntarse, por un lado, para qué sirve un prólogo y, por el otro, invitar a la lectura, siguiendo la consigna de Lacan cuando decía de un texto que debe responder por las preguntas que plantea. Sobre el primer cometido —preguntarse para qué sirve un prólogo—, acabo de hacerlo. Sobre el segundo, la particularidad que presenta este volumen es que está armado con textos de diversos autores, todos ellos psicoanalistas. ¿Podría, entonces, llegar a aislarse una pregunta de la cual hacer responder a este libro?
Una constatación: hay un deseo serio que anima este volumen. Lo serio está en la serie que han constituido hasta hoy las concurridas “Semanas del autismo”, organizadas cada año, y desde hace once, en el marco del Campo freudiano en Bogotá. Los trabajos que se encuentran en este volumen son, en su mayor parte, las contribuciones de diversos colegas de la Asociación Mundial de Psicoanálisis a la “Semana del Autismo”. Y sobre el deseo, se singulariza en el de Lizbeth Ahumada. Ella ha hecho de esas “semanas” en Latinoamérica un lugar de encuentro entre la orientación lacaniana y el real del autismo.
Lo que llamo “el real del autismo” no es sino el autismo como modo de defensa ante lo real. Se lo encuentra en la práctica. Y es el que empuja a los practicantes a reunirse, a discutir los conceptos, elaborar una doctrina. Todo ello, a sabiendas de que, en lo real, “no hay nada que descubrir […] puesto que allí hay un agujero”1.
En efecto, se trataba de encontrar, en la enseñanza de Lacan, la buena orientación del agujero que está en juego. Y el efecto mayor habrá sido una vuelta del estudio de los conceptos a la práctica misma, en lo que Lacan reservó para el psicoanálisis como una ética de las consecuencias. Así, el lector podrá tomar en cuenta que la vuelta a la práctica a la que me refiero es lo que hoy constituye la Red Borde. Repartidas en diversos países de la Nueva Escuela Lacaniana del Campo Freudiano, la Red Borde integra iniciativas institucionales diversas relativas a lo que Jacques-Alain Miller denominó “práctica entre varios”.
La “práctica entre varios” es así una respuesta. Y la ética que la anima es afín al reto que plantea el sujeto llamado autista. ¿Por qué un reto? Porque si Lacan puede sostener que el analista forma parte del inconsciente, en las psicosis y los autismos, ninguna presencia preexiste; y es la institución la única invención que puede estar a la altura de lo que llegue a ser denominado “tratamiento del autismo”.
Cuando Lacan se refería al problema de la institución —e incluía ahí a la familia— “que guarde relaciones propias con ese campo de las psicosis”, añadía: “es prevalente una fundamentada relación de adecuación con la libertad”2. ¿No conlleva esa “libertad” para el sujeto la condición de acomodar un Otro suficientemente inconsistente? La función de la institución analítica es la de prestarse como parte de la solución del síntoma del sujeto; postularse incluso para hacerse circuito de los desplazamientos del goce, para propiciar en ello el encuentro con otros. Una interviniente de Teadir proponía nombrar esta función como una suplencia del lazo social.
El lector de este libro entenderá que no repita en este preámbulo lo que sus autores presentan en sus textos. No es posible decirlo mejor sin seguir el desarrollo de las tesis de las que parte cada uno de ellos. No obstante, en lo que recorre el libro podrá ser aislada esta pregunta —haga el lector la prueba—: ¿de qué modo las instituciones orientadas por la enseñanza de Lacan responden a las funciones de lo dicho y lo escrito en la vida cotidiana de esas instituciones? No en vano, Lacan se refería al autismo en aquellos sujetos para los que “el peso de las palabras es muy serio”3, y de ahí —recordaba— su defensa frente al verbo.
Sea el lector invitado, entonces, a verificar en estas páginas, cada vez, que la institución analítica es aquella que puede prestarse a pasar de los dichos a lo que se hace escritura en la materialidad de la letra, y de lo escrito a lo que puede ser dicho.