Reseña

Queda la huida es una transformación alquímica íntima que no solo se lee en la propia piel, sino también en el habitar de las feminidades compartidas de las madres, hijas y ancestras que componen, como un grito silencioso, un espejo roto de luces y sombras.
En cinco movimientos (Angustia, Sutil, Liminal, Catarsis y Posguerra), el poemario devela el renacimiento ritual de un cuerpo que es territorio sa(n)grado de batallas, memorias y sanación, que apuesta por una experiencia colectiva en la que las heridas se abran para parir alas, “para decirle al mundo que más allá del eco de muerte impune / hay otra realidad / aquella que nosotras vemos silenciosas más allá del espejo”.
Las mujeres de Aluna Alvarán no están solas: son hijas de abuelas que “iluminan la sombra”, madres que “arrullan en sus brazos las memorias”, niñas que “abrazan a sus madres / mientras ellas olvidan que más tarde será noche”. Mujeres que, tras la huida, no temen “dejar atrás la máscara pulida / los gestos aprendidos / la sonrisa fingida”.
Queda la huida es una trama sutil de hilos que tejen una historia en la que el útero es un puente que conecta con el Universo.

Andrés Quintero Dávila