Reseña

Todos los pueblos, sin excepción, en la historia de la humanidad, han tratado
de dominar a los más débiles, usurpar sus tierras porque son mejores, e inclusive
esclavizarlos. Ello ocurre por la vocación de los mismos, porque así como hay
pueblos de agricultores, de comerciantes, también los hay de guerreros. Y para
contrarrestar la acción de estos últimos, aquellos vieron la necesidad de defenderse,
de luchar por lo conseguido con trabajo y con esfuerzo, entonces organizaron su
protección armando a una parte de su población y organizando un ejército, en
muchas ocasiones solo por pequeños periodos mientras era menester o necesario.
Sin embargo, en la mayoría de los casos la experiencia les dio la sabiduría para
conformar un ejército permanente, fabricar las armas y crear una organización
logística para su manutención e independencia de las labores agrícolas o comerciales.
Con estos antecedentes se creó la casta de los guerreros que formaría más tarde
parte de la aristocracia. Unas culturas, como señalamos, tenían vocación guerrera,
en el caso de nuestro territorio ejemplo de ello fueron los caribes, pijaos y paeces,
mientras otros, como las tribus del altiplano, mantenían una actitud netamente
defensiva, pero aprendían de las tácticas y estrategias de los grupos atacantes.