Reseña

En septiembre de 1932, ciudadanos de nacionalidad peruana irrumpieron en el puerto de Leticia, lo que generó un desconcierto inicial en Colombia. En una respuesta contundente, tanto el gobierno de turno como los medios de comunicación liberales desplegaron una campaña de unión y fraternidad que, de forma efímera, mejoró las relaciones entre los partidos Conservador y Liberal a favor de los intereses de la nación.
Es también durante esta época que la inserción de la mujer en la esfera pública va cobrando importancia gracias a los esfuerzos de la prensa por incluir a este grupo dentro de las narrativas nacionalistas en su papel de protectoras de la nación. Este proceso atravesó dificultades relacionadas con las relaciones patriarcales vigentes y la exclusión dentro de la sociedad a partir del género. Es así como, en cada etapa del conflicto, se presenta a la mujer de una forma particular, utilizándola como símbolo o asignándole determinadas funciones, siguiendo su papel de protectoras de los valores familiares, a la vez que se invisibilizan otras experiencias particulares, como es el caso de Clara Elisa Narváez, también conocida como el cabo Pedro.
En este sentido, este libro busca contribuir a la problematización de la posición de la mujer en un conflicto fronterizo específico. Además, busca cuestionar ciertas narrativas hegemónicas que impusieron sus modelos de organización basados en la subordinación y la reproducción de estos en la nación. Al tener en cuenta la prensa como una fuente clave en esta investigación, se buscó resignificar el papel de diferentes mujeres que, desde sus posiciones particulares, tuvieron significado en la creación de estos discursos que llamaban a la unión, además de develar cómo se representaban los valores nacionales a través de ellas. De este modo, debe seguir cuestionándose los discursos de poder, los cuales resultaron en patrones particulares de organización de la esfera femenina dentro de un proyecto político particular.