Bruta Flor
Autor: | Cuartas Villalobos, Ángela |
Colaboradores: | Blanco Nieto, Edgar Manuel (Editor Literario) Buitrago Montañez, Lucia (Diseñador) Lozano Fernández, Ana María (Ilustrador) |
En los textos de Bruta flor, de Ángela Cuartas, viven pájaros, serpientes, plantas y
gestaciones suspendidas. Son textos que conversan con la muerte y con la
memoria, hay violencia en ellos, a veces sorda, a veces frontal, y en general sentida
por una mujer.
Pero hay, sobre todo, algo que nos remite a cuadros de sueño. Al mismo tiempo, no
hay nada más distante de este conjunto que el típico relato onírico, fantasioso o
surreal. Lo que hay es una atmósfera densa, que se instaura con enorme rapidez y
economía de medios, a veces en el curso de una simple frase: entramos en la frase
de una forma y, de repente, el encuentro entre dos palabras provoca una sacudida.
Listo: ya estamos en el interior de un universo propio, extraño.
En aquello que constituye el (a veces, tenue) hilo narrativo de los textos de Bruta
flor, hay un desplazamiento vertical. La entrada se da por un punto de la superficie
de lo real, no para vagar sobre ella y ofrecernos una visión panomárica, sino para
penetrarla inmediatamente. De manera muy rápida, el propio lenguaje nos atrapa
en una especie de vértigo. Y la sensación es que estamos perfurando un cuerpo con
una sonda, atravesando zonas ocultas por las anteriores, siempre bajo capas de
sentidos apiladas unas sobre las otras.
Y este método, digamos, que se asemeja a una excavación, parece estar relacionado
con el poder que tienen las imágenes en todos los textos que componen el libro.
Son ellas su punto de partida y de llegada. Imágenes cuya fuerza no viene
propiamente de su visualidad o poesía, a pesar de ser muy visuales y
extremadamente poéticas, sino de una cierta libertad del lenguaje.
En el fondo es esto: la escritura de Ángela Cuartas suelta el lenguaje. En la
búsqueda por la expansión de una imagen inicial, que no siempre es nítida, el
lenguaje se libera de las amarras de la narrativa, aunque siga narrando y
sirviéndose de esto como apoyo para el salto a otras imágenes, siempre muy
potentes y que van agregando sentido a las anteriores.
La lectura de Bruta flor nos revela una escritora de gran talento, y con una
capacidad muy rara que es la de fundar, con muy poco, mundos que nos capturan
por completo. Una escritora que sabe que es el lenguaje el que crea la historia, y no
solo la cuenta.
Amilcar Bettega