Reseña

Voz de niña, voz de mujer, y una duda: qué lugar ocupan las habitantes de estas páginas en su pequeño mundo íntimo, si acaso hay sitio para ellas allí. Es esta una de las líneas que atraviesa el volumen de relatos de Patricia Escobar, quien con diferentes registros del lenguaje, tonos, atmósferas, construye una a una las historias, y nos enfrenta a veces al dolor de ser “la invitada de piedra” en la propia familia; a veces a la rabia que debajo de la superficie se va transmutando en venganza; en ocasiones a la nostalgia que encuentra refugio en los objetos (cuyas voces alcanzan mayor resonancia que las de muchas personas), y en otros momentos nos revela la belleza y sabiduría que guarda el mundo natural, en el que estas voces narrativas, cualquiera de ellas, hallan un espacio propio desde el que pueden reconstruir los días, como si entre ramas y raíces la existencia tuviera siempre otra oportunidad.
Janeth Posada