ColombiaColombia
Detalle
ISBN 978-628-95998-2-4

Leprosario

Autor:Díaz Rodriguez, Wilson
Editorial:Editorial Domingo Atrasado S.A.S
Materia:861CO - Poesía colombiana
Clasificación Thema::DCC - Poesía moderna y contemporánea (desde 1900 en adelante)
Público objetivo:General / adultos
Colección:Cantos rodados
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Próxima aparición
Publicado:2024-02-09
Número de edición:1
Número de páginas:66
Tamaño:14x21cm.
Precio:$45.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español / Castellano

Reseña

Crear una estética de la enfermedad también sugiere crear una estética contra la vida. El poeta griego Teognis (570 - 485 a.C.) consideraba a la mayor enfermedad del hombre a la propia vida, la vida como nuestra esperanza y como nuestro mal: “De todas las cosas, no nacer, / para los hombres, la óptima…/ O, habiendo nacido, / cuanto antes probar/ las puertas del Hades/ y reposar tendido/ con mucha tierra encima”. El misterio de la llaga que es parte intrínseca de la vida. Con Leprosario, Wilson Díaz elabora una estética contra la vida, los poemas van enumerando los males que desgastan el cuerpo, el espíritu del ser humano que queda reducido a una cáscara rancia y repulsiva:
Allí en el zarzo cuelga mi podredura
atada a una pata de conejo.
Rasgo el muñón con el ciego pestañeo de la muleta aislada,
[hambrienta de amor
por mis huesos que se seducen entre ellos, sin observar
[las huellas en el crepúsculo.
Camino a pedazos sin pasos, hasta la parrilla y saboreo
[el más tierno mendrugo de mi cuerpo
siempre con la mueca de la espera.
Díaz desgrana, descascara la corteza pobrísima de nuestros cuerpos, de nuestra mente y alma, de manera simbólica apunta al leproso bíblico: Lázaro, y los leprosos anónimos, los lazaretos. La lepra es el gran símbolo de la enfermedad humana, de la enfermedad como castigo divino o como condena ya pactada por las altas potestades o la creación misma que se autodestruye conociéndose a sí misma imperfecta, horrenda. En un vertiginoso viaje poético, Wilson Díaz describe puntualmente a ese ser endeble y marcado desde su creación. Como nos lo diría el propio Moisés en las escrituras: “Generación de víboras: ¿Cómo queréis ser buenos si vuestro corazón está podrido?”. Las enfermedades, las deformidades, las penas de la mente, la angustia, la culpa, la brujería, las curas imposibles se suceden en estos poemas, que resultan necesariamente incómodos, violentos en su lenguaje, ingobernables en su actitud nada condescendiente. Poemas malditos por su afán de maldecir nuestra pobreza de cuerpo y de espíritu. Poemas malditos como nuestros ser ya marcado.
Así despojados y con la erección de diez o doce espantos
rogando
copular la tenebrosidad o el miedo que se vierte entre el claustro de la locura
no lo vamos a conseguir.
Ni basta con reunir el aliento ruinoso, encostrado
como fondos.
Los monederos se encuentran atracados de llevar nuestros ojos reventados.
Ya no es atractivo llamar a la oficina de “Órganos Caídos.”
O cruzar el martirio
con la ofensa que brota entre los cantos quejumbrosos.
Ya no hace falta teñir o lavar las culpas,
estucar de soledad la pesadumbre desgajada del anuario.
Coronar otro espanto aún con letra extraña.
No hace falta nombrar un rey para que ahuyente
la profecía inaplazable de la muerte.
Los libros sobre la enfermedad suelen ser los más honestos, los más arteros y reveladores, porque ahí la vida se mira sin cualidades exageradas, sin romanticismos, sin búsquedas de trascendencia, se desnuda el sentido de que el ser humano nació enfermo, dañado, la metáfora terrible de la vida es la enfermedad como maldición y todo esto nos lo señala Wilson Díaz en este libro desolador y verdadero. Leprosario de manera contundente representa, como pocos libros de poemas, a la enfermedad como la más pura belleza de nuestro ser.

Iván Cruz Osorio
Ciudad de México, mayo 2019

Contáctenos:

Cámara del Libro. Calle 35 No.5A-05 / Tel. (57) 6017441231