Reseña

Los trabajos aquí recopilados ilustran cómo los contextos públicos y semipúblicos urbanos han ampliado para las mujeres la posibilidad de construir reductos de seguridad y confianza ajenos a la familia, poniendo de manifiesto cómo la sexuación de la calle no debería
servir para devaluar sus virtudes como marco potencial para las mancipaciones, las deserciones y las luchas. Esto no quiere negar la evidencia de que el espacio público ha sido concebido y diseñado de acuerdo a intereses y modelos de uso preferentemente masculinos. Quiere decir que -a pesar de todo- es allí donde las mujeres han podido encontrar, además de proscenios por la vindicación de sus derechos, nuevas formas de resistencia, muchas veces bajo el disfraz de actividades de ocio o de consumo. Se continúa así una vieja tradición de marcos de encuentro -lavaderos públicos, fuentes, mercados, tiendas de barrio...- en el que se cumplía la paradoja que ha hecho encontrar a
las mujeres tantas veces fuera, en el exterior, un refugio para su intimidad que no les había sido dado encontrar dentro, en este hogar que prometió ser amparo y se convertía tantas veces en infierno para ellas.