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ISBN 978-628-01-2177-2

Jamundi, la tierra del sol y del agua

Autores:Restrepo Cadavid, María Elena
Rodríguez Tobón, Gloria Stella
Colaboradores:Campo Hurtado, José (Ilustrador)
Restrepo Cadavid, Esperanza (Editor Literario)
Ramírez Restrepo, Sara (Fotógrafo)
Ocampo Brand, Katherine (Diseñador)
Editorial:Restrepo Cadavid, María Elena
Materia:900 - Geografía e historia
Clasificación Thema::NHQ - Historia de otras zonas y regiones geográficas
Público objetivo:General / adultos
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Próxima aparición
Publicado:2023-12-26
Número de edición:1
Número de páginas:140
Tamaño:17x24cm.
Precio:$80.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español / Castellano

Reseña

Frecuentemente, el ‘Destino Histórico’ de los pueblos está señalado con sangre; tal como sucedió con Jamundí, en donde la primera sangre que se derramó en su suelo, fue la de un negro, esclavo que desde el Perú traía el conquistador Juan de Ampudia y quien para defenderse de los feroces ataques del Cacique Petecuy construyó un fuerte a orillas del río Jamundí. Este fue atacado por el valiente jefe indio, con el trágico resultado de que el único muerto fue el esclavo africano, como presagiando que Jamundí sería en el futuro una tierra habitada, en su mayoría, por descendientes africanos.

La presencia de la etnia Afro fue aumentando, debido a la vecindad de las Haciendas Cañas Gordas y Sachamate, de propiedad de Don Manuel Caicedo y Tenorio y de las familias Borrero. Además, la presencia clandestina de Cimarrones que se fugaban de los Fundos del Norte del Cauca, especialmente de la Hacienda “Japio”.

Una circunstancia favorable para el aumento del poblamiento Afro, fue el hecho de que el día de descanso que le daba a sus esclavos don Manuel Caicedo y Tenorio, éstos lo dedicaban al cultivo de hortalizas y frutales, las cuales vendían en el mercado local, economizando el dinero logrado, para con ello comprar su libertad y la de su familia, creando el hecho histórico de que cuando el general José Hilario López en 1.851 decretó la emancipación de los esclavos, muchos de ellos ya eran libres y poseían tierras cultivadas con esmero.

Las tierras del Cacique Xamungoy eran extensas, fértiles e irrigadas por numerosos ríos, entre ellos el Cauca, lo que permitía una abundante agricultura y un amplio y frecuente comercio con otras tribus vecinas. Se puede asegurar que era un territorio feliz.

Desgraciadamente, a la llegada de los conquistadores españoles, muchos indígenas de la región habían marchado con los Quillacingas para intervenir en el conflicto que sostenían los Incas del Cuzco y los nativos de Quito.

Jamundí guarda muchos secretos, entre ellos una especie de santuario y grandes petroglifos sobre enormes piedras, que dan la sensación de haber sido altares de sacrificios humanos.

Con el correr de los días Jamundí ha evolucionado con la construcción de modernas urbanizaciones y una mezcla de etnias, que van del negro hasta el blanco, pasando por el mulato, el indio puro y el zambo. Este fenómeno se originó a raíz de la violencia que obligó especialmente a paisas y Tolimenses a emigrar a nuestra villa, que en ese entonces era un remanso de paz.

Son muchos los tesoros que hemos perdido, entre ellos un surtido museo con piezas de oro y cerámica, vendido a traficantes europeos.
Afortunadamente son muchos los talentos que ha producido nuestra región y que hacen honor a las letras nacionales, además de músicos empíricos, que construyen sus propios instrumentos y crean danzas originales como la del Burro y el Buey, mereciendo destacar “Las Adoraciones”, que se celebran en las veredas, con ornatos propios, para diferenciar la navidad de los blancos en diciembre y los negros en febrero.

Maestro Esteban Cabezas Rher

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