Reseña

Poner afuera lo que pasa adentro es una de las manifestaciones
más puras de la humanidad. Se trata de
permitirse la vulnerabilidad propia para así lograr conectar
con otras personas. De quitarse la capa del ego de
encima para darle voz a todas esas emociones que nos
habitan por dentro y que buscan, de todas las formas
posibles, manifestarse.
Esta obra es una apuesta por darle voz a esas emociones
que permanecieron anestesiadas por un tiempo
y, sobre todas las cosas, por poner en diálogo esa
experiencia propia con la de otr@s. Busca conectar
empáticamente con quien la lea, manifestando siempre
una intención clara de conciliación, afecto y perspectiva.
Además, pone en evidencia las posibilidades que se han
gestado en el terreno de la imaginación para vivir mejor
y más cerca de la gente que se ama.
Conceptualmente hablando, es una invitación abierta
a ocupar los espacios que podríamos estar ocupando
para así transformar el desencuentro en conexión,
la división en unidad y la ausencia en presencia. En
particular, se enmarca en el anhelo de que la diversidad,
en todas sus formas y expresiones, cale en todos los
espacios y en todas las personas con miras a convertir
eso que es una posibilidad en la imaginación, en actos
reales de cercanía y contacto en la realidad.
En este libro vive un universo muy personal de emociones,
sin embargo, los espejos y las intersecciones
con otras experiencias individuales abundan. Permítete
verte en estas páginas a tu forma, con tus heridas y
emociones propias. Pero, sobre todo, permítete conectar
con el faro de esperanza y alivio que esta manifestación
artística tiene por ofrecerte.
Sin duda, este libro me ha atravesado de muchas
formas poderosas, así como sé la gran catarsis que
representó y sigue representando para Alana. Deseo,
desde mis entrañas, que el arte que en estás páginas
vive quede inmortalizado como un regalo y legado para
la humanidad.