Reseña

“...Bienvenidos a este paseo en el cual férvidamente empujados por ventosas ráfagas impetuosamente vehementes de brioso entusiasmo, caminaremos juntos en esa amplia magnificencia galáctica deslumbrantemente famosa por haber sido el escenario desde el cual la célebre Enterprise del carismático capitán James. T. Kirk esparció en muchas regiones de nuestro azulado globo un rocío de fascinación tan grandiosamente embelesadora de sugerirme la figuración de un crepuscular alud de polvoriento deterioro impotentemente declinante sobre la solidez inquebrantable de su adamantino prestigio. Pero aunque custodie en el cofre de mi corazón una brújula de tremolante cariño siempre propensa a señalar con tiernas palpitaciones un norte de lozana efusividad emanante cual exuberante cáliz floreal una densa fragancia intensamente impregnada de afecto por esta dilecta creación televisiva que representó un inolvidable arrobamiento atizado de ensueños en aquel verdor de mis años que lentamente iban desvaneciendo en el caldero emocional de la abrasadora petulancia adolescencial, no los convidé a emprender un somnoliento viaje sosegadamente acunado en la placentera placidez de una melosa infertilidad halagadora dirigiendo con imperdonable indolencia las sedientas zancadas de nuestros intelectos hacia esa opulenta nebulosa verbosamente profusa de copiosos honores alrededor de la serie original como una radiosa aureola de perenne admiración …”

Ernesto Micetich
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