Reseña

Las sociedades modernas otorgan una importancia primordial a la cuestión educativa y reservan un lugar de elección para su sistema de educación y formación. Tal apuesta, por otra parte, perfectamente legítima, no es arbitraria porque un sistema educativo eficiente es el garante del desarrollo del capital humano. Como ha sido demostrado en muchos países del mundo, dicho capital constituye la base de todo progreso económico y social y por ende de todo desarrollo humano.
Para ello, la reforma del sistema educativo no debe en ningún caso reducirse a aspectos cuantitativos. Más bien, debe apuntar a la calidad centrándose en la formación de hombres y mujeres capaces de comprender la economía del conocimiento y de integrarse al tejido económico, ahora abierto a la globalización donde la competitividad es cada vez más dura. Sin embargo, la misión de la escuela no puede limitarse a simplemente proporcionar a los alumnos habilidades que cumplan con los requisitos del mercado laboral. Debe ir más allá para apuntar a la formación de ciudadanos capaces, por supuesto, de integrarse en el entorno científico y tecnológico, pero también y sobre todo de ciudadanos imbuidos de valores éticos y espirituales, así como de los valores de la ciudadanía en su territorio nacional y nacional. universal.
Desde este punto de vista, la reforma pedagógica, emprendida a la luz de la evaluación de sus procesos y del sustento en el Enfoque por Competencias, el desarrollo de la educación en valores y en la elección es todavía considerado hoy como un hito esencial en el proceso de mejora de la calidad del aprendizaje.
Estas entradas estratégicas tienen como objetivo dotar a los futuros ciudadanos, que son aprendices, de las competencias básicas que les permitan participar en los procesos de fortalecimiento de la democracia y el desarrollo humano y apoyar las diversas actividades políticas, socioeconómicas y culturales que emprende nuestro país.