Reseña

La literatura “Oriental” es diferente a la “Occidental”, ya que
privilegia o pone el acento, en aspectos éticos y pedagógicos. Sin
dejar de lado el elemento estético, que creo, es una de las principales
características del arte como forma de expresión, y que matiza sus
fronteras en un horizonte poético. En este sentido, citando a Savater
(1991), se podría decir que la ética se refiere “A ese saber vivir, o arte
de vivir” (p. 33). Lo cual significa, entre muchas otras cosas, que este
tipo de literatura muestra formas de vida cotidiana, expresadas de
manera sencilla, sin las arandelas de lo barroco o los vericuetos de
lo complejo.
Es una fuente de agua cristalina que canta con sus mejores
tonadas porque esa es su naturaleza. Así debería ser la vida. Así es
la existencia de los personajes de las Enseñanzas de Narayana, y
lo anterior no significa que dichos individuos no tengan problemas
en su devenir diario, ni que la naturaleza humana no exprese su
lado oscuro. Es pertinente, reivindicar una especie de doctrina de
la vida cotidiana en el arte oriental, pero en un sentido de constante
reflexión. De esta manera, en nuestra ventana abierta del análisis
propuesto, incluso filosófico, hay que asumir el axioma que nos legó
Camus (1958), cuando afirmó: “No hay más que un problema filosófico
verdaderamente serio... Juzgar que la vida vale o no vale la pena de
que se la viva es responder a la pregunta fundamental de la filosofía”
(p. 13). En este sentido, se privilegia la cotidianidad. Y el escritor, en
esta cosmovisión, termina siendo un espejo donde el diario devenir
refleja miserias y riquezas de la existencia humana. Ni más, ni menos.
Desde este punto de vista, Las enseñanzas de Narayana, ponen
sobre la mesa de la reflexión dos aspectos de importancia. Un
elemento ético, entendido según lo hace Savater en su formulación.
Es decir, el Ethos como arte o forma de vivir bien. Pero lo anterior
no implica ni la frugalidad ni la comodidad y riqueza. Vivir bien
es una condición de respeto frente al otro. Es la solidaridad y la
consideración en la interacción y devenir cotidiano. Es la comprensión básica y fundamental que afirma que el ser humano es una criatura
social y que necesita de los demás para humanizarnos. Es lo que el
mismo Savater, y los filósofos de la Escuela de las éticas Humanistas,
subrayan con letras grandes: es la leche de la humana ternura.