Reseña

Nuestro libro, en ese sentido, más de 100 años después de aquellas Reflexiones sobre la violencia (1908) de Sorel, pretende entonces ayudar a llenar el vacío dejado por aquella actitud evasiva. Aproximación humilde, intento tímido, incipiente balbuceo. Pero inspirado por un genuino deseo de comprender un aspecto de la realidad que por más lamentable que parezca (y tal vez justo por eso) no debe ser excluido del pensamiento, menos aún en un subcontinente marcado por la desigualdad estructural, por el fantasma de la violencia política siempre latente y por los rastros de una violencia pasada que inevitablemente deja una marca indeleble en la vida de los pueblos. La historia de América Latina es, también, la historia de sus violencias, de sus heridas y de su (in)capacidad para sanarlas. Y es menester estudiarlas y comprenderlas si lo que se quiere es evitarlas en algunos casos, resolverlas en otros y asumirlas en el resto, porque erradicarlas escapa totalmente a la imperfección humana. La construcción de la paz es siempre inestable, caprichosa y efímera, pero no por ello deja de ser una digna y necesaria aspiración de la especie que exige, como es natural, pensar sus condiciones, sus contradicciones y sus obstáculos.