Reseña

Este libro se titula SANTOS. Es verdad que solamente Dios ES Santo. Tu solus sanctus, tu solus altissimus (Psalm. 82/83, 19). La santidad es la identidad de Dios consigo mismo.  
Sin embargo, los apóstoles ven también santa a la Iglesia y llaman santos a los creyentes (Ejemplos: Col. 1,12, 1 Pedro 1, 16).  Y estos fieles entre más se acerquen a Dios y se asimilen a Él, más santos son. 
Es que Dios creador es santo. Y sus criaturas, que llevan su sello, como huellas suyas, reflejan su ser santo. De manera especial, el hombre es imagen de Dios    (Gen. 1, 26) y su Creador se  re-crea y se recrea en él llamándolo santo: Vosotros seréis santo porque yo, vuestro Dios, soy santo (Lev. 19,2).  

El pueblo de Dios conoce el buen olor de Cristo (2Cor 2, 15) que exhalan algunos hombres y mujeres, y la Iglesia los distingue y los presenta y proclama como los verdaderos santos. Este es el proceso de canonización acerca del cual damos unos datos en este volumen. 
En esta Colección Testigos, de Edición Febiana, ya hemos presentado dos cuadernos de santos canonizados: San Juan María Vianney y Santa María Bernarda. Pero hay también “una ingente multitud de toda raza y nación, de toda condición y estado”; son los que han lavado y blanqueado sus estolas en la sangre del Cordero (Apoc 7, 9.14) y le rinden culto día y noche en su templo a ese Cristo que imitaron. Son los Testigos.