Reseña

Este relato inspira y alienta a quienes han perdido un ser querido, cualesquiera que sean las circunstancias y que escogen el sendero de las dificultades, camino que los llevará a caer en un abismo de soledad, angustia y desesperanza.
Como madre, que ha vivido en carne propia la pérdida de su hija inesperadamente, es mi ferviente deseo para que, al atravesar ese valle de las tinieblas, encuentren la luz que los llevará al sosiego de su corazón, a la perfección de su alma y a la paz de su espíritu.
En este libro encontrarán las pautas a seguir en el manejo de su duelo, y así, superar los desafíos que conlleva el vacío que estos seres han dejado.
Nada es para siempre. Sus espíritus resonarán en cada expresión, cada lugar y cada momento de tu existencia. Un día sientes que tu corazón se halla en paz, que no hay dolor que te desgarre el alma y que no hay angustia que te oprima las entrañas… si, es posible encontrar el gozo, la armonía y la paz y te darás cuenta de que todo aquello ya llegó a su fin, ¡Y más importante, que no estamos solos en el universo!