Reseña

¡Algunos objetos solo son visibles cuando el iluminado es el observador! Era necesario bucear sin escafandra en las honduras de la física, las matemáticas, la biología y la historia, buscando principios filosóficos que permitieran establecer correlaciones entre las diferentes formas de materia. Era imperante además que la filosofía se nutriera de los descubrimientos de la ciencia; que la ciencia regresara a la filosofía y la filosofía a la ciencia. Solo así podrían develarse aquellos llamados misterios, imposible de alcanzar por caminos separados. ¿Qué es la materia?, ¿qué es la vida?, ¿cuál fue la real participación de Dios en la creación? Eran hasta hoy algunos de los recintos desiluminados del conocimiento. Sí eran posible entonces los juicios a priori de Kant; sí era posible enmarcar la metafísica dentro de las murallas de la razón y la experiencia; sí era posible proponer conceptos que enfrentaran la displicencia de la ciencia hacia la filosofía; sí era posible llegar a Dios desde la ciencia. Ahora, todo parece claro.