Reseña

Asomarse a la obra de Celedonio Orjuela Duarte, significa sobre todo hacerlo ante un corpus eidético que nos habla desde el anarquismo como forma de vida. Coherente con la estética de una poesía que emerge de la noción del otro, del cúmulo de recuerdos merodeando el patio de la infancia, o que traen a cuento aquellos danzones que se cantan en la siega, o en la noche, arando la tierra sembrada con las manos, se trata de una obra homogenea en tanto sus ensayos y su poesía pretenden –más que nada–, dar cuenta de las cuestiones fundamentales: ya no se quiere aquí hablar del hombre como lobo para el hombre. Subyace en sus escritos aquel poeta redimido que abandona su trono de complacencias para hablar desde una voz antigua pero renovada, una voz que rehuya a toda costa de las futilidades del mundo moderno. Carlos Andrés Almeyda