Experiencias significativas en educación 2017
Una experiencia significativa es “una práctica concreta (programa, proyecto, actividad), que nace en un ámbito educativo con el fin de desarrollar un aprendizaje significativo a través del fomento de las competencias. Se retroalimenta permanentemente mediante la autorreflexión crítica, es innovadora, atiende una necesidad del contexto identificada previamente, cuenta con una fundamentación teórica y metodológica coherente, y genera un impacto positivo en la calidad de vida de
la comunidad en la cual está inmersa; posibilitando
así, el mejoramiento continuo del establecimiento educativo en alguno o en todos sus componentes (académico, directivo, administrativo y comunitario) y fortaleciendo la calidad educativa.
Esta definición de experiencia significativa resulta compleja, pues contiene muchas implicaciones conceptuales. Un docente puede en ocasiones no determinar cuáles de sus actividades corresponden a una práctica concreta y cuáles no; si tienen realmente dichas acciones un orden lógico y sistemático, porque en muchas ocasiones la sistematicidad se aplica con cierta claridad al documento en el cual se consigna la experiencia, pero no al aula de clase. En otras ocasiones el docente no ha definido con precisión la secuencia metodológica de su experiencia o carece de un mecanismo estandarizado para medir si en verdad alcanza los objetivos que se ha planteado, o puede suceder que su práctica no es suficientemente autorregulada, o no se ha medido el impacto institucional que tiene, o el trabajo del docente resulta solitario y sin el debido empoderamiento de manera que resulta difícil que alcance cambios significativos en las costumbres institucionales.
La Secretaría de Educación Municipal y la Fundación Abrapalabra se unieron para adelantar un primer proceso piloto para lograr un intercambio de experiencias significativas de los docentes, que contribuya, antes que nada, a que dichos docentes amplíen su visión acerca de su rol como actores fundamentales en los procesos de formación de estudiantes y de comunidades educativas.
El poder compartir experiencias con otros docentes también fundamenta un aspecto esencial de la formación y cualificación docente. Es increíble la cantidad de educadores que tienen una experiencia para compartir pero les falta confianza en su propio trabajo, o no saben expresar en palabras y en un documento la secuencia metodológica de su práctica, por ejemplo.
Para llegar a esta publicación, en primera instancia se pidió a los establecimientos educativos que presentaran una experiencia significativa. En total se inscribieron 54 experiencias que recibieron un taller de sistematización y una guía para que pudieran orientar el proceso de documentación de su práctica. De estas 54 ponencias, 25 fueron aprobadas para ser expuestas en un Encuentro Municipal de Experiencias Significativas en Educación. Evaluadas las exposiciones de los docentes y los documentos presentados, se escogieron finalmente 16 experiencias para esta primera edición de una Revista de Experiencias Significativas en Educación. Es un primer paso valioso para reconocer el trabajo docente y es un ejercicio que requiere ser mejorado en el tiempo. No es fácil en muchas circunstancias precisar el grado de significatividad de la experiencia.
Algunas deben mejorar su fundamentación, incluso sucede que el docente tiene una muy buena práctica pero no reconoce con claridad los principios pedagógicos que subyacen a dicha práctica. En otros casos, la experiencia es pertinente pero requiere un tiempo para madurar y evaluar sus resultados. En muchos casos hay que trabajar sobre la evaluación y se guimiento de las actividades, el análisis de los
resultados, el empoderamiento institucional
que asegure la sostenibilidad de la experiencia
y su transferencia entre docentes y entre instituciones.
En ocasiones hay experiencias que son innovadoras pero el docente no encuentra las palabras precisas para exponerla, no se ajusta fácilmente a un formato para consignar su experiencia. Algunas veces, lo presentado no alcanza a ser una experiencia sino más bien
un proyecto que igualmente merece un espacio de reconocimiento.
Hay mucho por mejorar pero esperamos que este primer ejercicio sea un punto de partida que anime a la comunidad educativa a reflexionar sobre su quehacer, a compartir sus experiencias con otros docentes, a mejorar continuamente y aprender unos de otros, entendiendo que en esencia una comunidad es aquella capaz de poner algo en común, y qué mejor alternativa que poner en común lo que hace positivamente: sus experiencias significativas en educación.