Reseña

La contaminación de los cuerpos naturales de agua es una problemática latente, principalmente en los países con bajo desarrollo tecnológico, donde la inversión económica es limitada y la cultura de disposición de residuos, así como su reciclaje o reutilización por parte de la población, es muy escasa. Esto hace que se produzcan grandes volúmenes de desechos domésticos y agro-industriales, que en su mayoría son vertidos directamente a los ecosistemas acuáticos sin ningún tratamiento previo, convirtiendo al agua en un vehículo transmisor de contaminantes de todo tipo. Adicionalmente, la escasez del recurso hídrico a consecuencia del cambio climático, se ha incrementado y las pocas fuentes hídricas que quedan deben ser preservadas y su calidad controlada. Basados en reportes hechos por la UNICEF-Colombia1, tras un análisis realizado a 1008 planes de desarrollo nacional, en el país existen 502 municipios que no poseen plantas de tratamiento de agua potable (PTAP). Como es de esperarse, es la zona rural la que se ve más afectada comparada con la zona urbana (80% y 20 %, respectivamente). En aquellos municipios en los que, si se dispone de una PTAP, no siempre los procesos de potabilización son eficientes, lo que va en contravía del sexto objetivo de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas, que invita a “garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”. La Constitución Política de Colombia “establece como uno de los fines principales de la actividad del Estado, la solución de las necesidades básicas insatisfechas, entre las que está el acceso al servicio de agua potable, que es fundamental para la vida humana con el fin de disminuir el número de enfermedades trasmitidas por el agua”. Hoy más que nunca, existe una necesidad imperante de que nuestros patrones de producción y consumo cambien; máxime bajo circunstancias tan difíciles como las que afrontamos en la actualidad, debido a la pandemia por el Sars-COV-2, la cual ha dejado en evidencia que ningún gobierno, incluso en los países más desarrollados e industrializados, existía la preparación, por parte dirigentes y población en general para hacerle frente. Si bien es cierto, esta situación coyuntural nos ha dejado grandes enseñanzas, la afectación al medio ambiente, y en especial, a los ecosistemas acuáticos ha sido dramática, y será un gran desafío afrontarla en los años venideros. En la actualidad, estamos abocados a un ciclo abierto, en el cual el diagnóstico precede al tratamiento y luego a la remediación. Es decir, esperamos a tener toda la información para empezar a tratar el problema. Esto trae como consecuencia estrategias de aplicación tardía, en ocasiones obsoletas; que puntualmente contribuyen a la solución efectiva de las situaciones a las que nos vemos avocados. Es imperioso, por tanto, encontrar mecanismos efectivos de diagnóstico temprano de contaminantes de diversa naturaleza en aguas, a través de técnicas rentables, costo-efectivas y de fácil aplicación, que permitan generar alternativas de solución en el corto plazo. Por tal razón, a través de este libro, los autores aportan un recurso bibliográfico sobre la calidad del recurso hídrico de la región, que se espera pueda contribuir a la concepción de una “cultura de prevención, más que de remediación”. En él, se plasma los resultados experimentales sobre la presencia de algunos contaminantes químicos, biológicos y virológicos, en aguas crudas y potables, de algunas zonas del Departamento Norte de Santander (N de S) durante el bienio 2015-2017. Para tal fin, se adoptaron metodologías avaladas internacionalmente por el Standard Methods y a nivel nacional, las sugeridas por las normativas legales vigentes. El análisis de virus entéricos, se hizo empleando una nueva técnica basada en el uso de “micropartículas fluoro-inmunomagnéticas” desarrollada por uno de los autores, con resultados validados por el Instituto Nacional de Salud (INS). Siendo conscientes de los efectos ambientales que genera cualquier bien o servicio, se introdujo la técnica del análisis del ciclo de vida (ACV) para determinar los impactos ambientales ocasionados por el proceso de potabilización del agua, siguiendo normas internacionales como la ISO 14040. Esto, permitió formular propuestas direccionadas a la reducción y/o mitigación de la huella de carbono de este proceso. Todos los hallazgos, así como los aportes aquí contenidos, fueron socializados previamente con el personal operativo y administrativo de las diferentes plantas potabilizadoras objeto de estudio. El libro cuenta, además, con soportes gráficos y con discusiones valiosas, que pueden servir como material de consulta para estudiantes del área o personas interesadas en la temática.