Suelos de los páramos de Boyacá
Ecosistemas potenciales para la captura del carbono
Autores: | Moreno López, Diego Fernando Cely Reyes, Ómar Alexis Bernal Vargas, Óscar Hernando Serrano Cely, Pablo Antonio López Dulcey, José Ricardo Cely Reyes, Germán Eduardo |
El agua es un componente clave de los ecosistemas, que facilita la transferencia de energía, provoca erosión, conduce los patrones de biodiversidad y actúa como un agente importante de transporte lateral de partículas y nutrientes disueltos. Los modelos hidrológicos están generalmente unidos a los conceptos existentes que definen la respuesta del flujo hidrológico. La combinación de los estudios de campo y la modelación han contribuido a una comprensión más completa del ciclo hidroecológico, y son cruciales en la investigación sobre la forma como en el futuro el uso de la tierra y el cambio climático alterarán los flujos de agua y sus partículas disueltas. Estos flujos pueden influir en una amplia variedad de servicios de los ecosistemas, incluyendo el almacenamiento de nutrientes, la reducción de la erosión, el suministro de agua, la producción del potencial hidroeléctrico y la gestión de los recursos ecológicos (Plesca, Timbe, Exbrayat, Windhorst, Kraft & Crespo, 2012). Las regiones montañosas han recibido particular atención por organismos internacionales, como las Naciones Unidas dentro del programa Agenda 21 y el programa para el desarrollo sostenible de estas áreas. Conjuntamente declararon el 2002 como el año internacional de las montañas (Becker & Bugmann, 1999) Geomorfológicamente, la actividad en las áreas tropicales montañosas es alta, debido a problemas como el incremento en la degradación del suelo, las masas gastadas, la sedimentación de los reservorios y acuíferos, el cambio en el uso de la tierra, que afectan profundamente la dinámica y disponibilidad del agua. Sin embargo, no existen datos detallados de estos efectos y las posibles consecuencias sobre la funcionalidad de estos ecosistemas (Vanacker et al., 2005).