De Jerusalén a Jericó- Introd. Doctrina Social de la Iglesia
Autor: | Gutierrez Mejia, Maria Oliva |
Colaborador: | Pbro. Cesar Agusto Marquez Rincon (Corrector) |
Hace ya algunos años estábamos preparándonos para el jubileo del año 2000. En nuestra Diócesis realizamos dicha preparación con la Misión 2000 desarrollada en Unos itinerarios que fueron denominados "caminos". Uno de esos itinerarios fue elcamino de Jericó, seguramente muchos lo recordamos todavía. Por supuesto que el texto inspirador de ese proceso fue Lucas 10, 25-37. Ese mismo pasaje bíblico inspira hoy este texto que hemos llamado "De Jerusalén a Jericó" sobre la doctrina social de la Iglesia. La narración bíblica está llena del misterio que supone la atención al prójimo que sufre, que constituye para la cultura humana, su elemento más valioso, y que se hace patente cuando el Buen Samaritano se acerca a servir al prójimo necesitado. Es una parábola muy práctica, porque nos desafía a superar todas las barreras culturales y sociales para ir también nosotros y hacer lo mismo, "vete y has tú lo mismo". Cada vez que leemos esta parábola nos conmovemos ante su profundidad y su sencillez. Podemos decir que nos habla directamente al corazón, incluso nos produce una cierta inquietud de conciencia. A través de este hecho podemos descubrir que se cumple de forma convincente aquello de que «la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo» (Hb 4, 12). Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Recordemos que Jerusalén es la ciudad santa, la ciudad del Templo, la escogida por Yahveh como "su" lugar de habitación. Jerusalén simboliza lo divino y lo sagrado. En cambio, en la Escritura Jericó representa con frecuencia el mundo. La religión es expresión de nuestra relación con Dios - y lo sagrado pertenece al corazón mismo de la cultura. Pero, como decía el Papa Pablo VI, «la ruptura entre Evangelio y cultura es, sin duda alguna, el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en otras épocas»(EN 20) ¿Cuál es la respuesta que damos, como catequistas, ante este «cuerpo» de la humanidad, que yace herido y asaltado a la orilla del camino? ¿No tendríamos que cuidarlo, hasta que recobre su salud para que pueda glorificar a Dios por sus propios medios?. El mensaje social de la Iglesia se puede encuadrar en la parábola del Buen Samaritano el cual resumimos en tres palabras: compasión, compromiso y comunión. La compasión nos hace sentir con y en los que sufren; este sentir con el prójimo nos lleva a un compromiso de amor y servicio para con los necesitados; y este desemboca en una comunión amorosa, comunión con aquellos necesitados a los que servimos en la catequesis y comunión también con el mismo Dios que se hace presente en todas las orillas del camino de la vida que podemos denominar como el itinerario que va "de Jerusalén a Jericó". Para un mejor aprovechamiento de este texto no podemos olvidar la importancia del acercamiento a los textos de la Escritura directamente, tanto en la lectura propuesta en el paso 2 QUÉ NOS DICE? como aquellas citas que aparecen en negrilla a lo largo del punto 3 PROFUNDICEMOS. La elaboración de este texto ha estado a cargo de María Oliva Gutiérrez Mejía y la pequeña comunidad cristiana de asesores de las EFCCA que colaboran en la Delegación Episcopal de catequesis. Esperamos que estas páginas sean de verdad un servicio en el camino de formación cristiana y catequística de todos los que participan en la experiencia de las EFCCA (Escuelas de Formación Cristiana y Catequística) de la Diócesis de Zipaquirá. Un agradecimiento especial al padre César Augusto Márquez Rincón, delegado episcopal de pastoral social de la Diócesis de Zipaquirá por la revisión de este texto. Dios bendiga abundantemente su trabajo al frente de esa Delegación.