Escuela de formación espiritual
mi vida en El
Autor: | Bolaños Cabezas, Luis Carlos |
Dios nos creó, pero no todos vivimos como sus hijos debido al pecado que nos alejó de Él. Sin embargo, en su amor, Dios desea reconciliarnos y restaurar nuestra identidad como sus verdaderos hijos a través de Jesucristo. Esta relación con el Padre se fortalece con la presencia del Espíritu Santo, quien habita en nosotros, nos guía, consuela y transforma para vivir conforme a su voluntad.
La salvación es el regalo más grande que Dios nos ofrece. A través del sacrificio perfecto de Jesús, somos perdonados, reconciliados con Dios y liberados de la condenación. Este acto demuestra el inmenso amor de Dios, un amor eterno, verdadero y sacrificial, que nos invita a corresponderle amándolo con todo nuestro ser: mente, alma, fuerzas y recursos.
Nuestra esperanza debe estar puesta únicamente en Dios. Él es fiel y digno de confianza. Esperar en Él nos fortalece, activa nuestra fe y manifiesta su poder en nuestras vidas. Esta relación se cultiva diariamente por medio del devocional: tiempos personales de oración, lectura bíblica, alabanza y reflexión que nos conectan con su presencia y nos ayudan a crecer espiritualmente
Dios también nos llama a ser parte de su iglesia, una comunidad espiritual donde somos edificados, guiados, activados en nuestros dones y enviados a cumplir su propósito. Congregarnos es esencial para nuestra vida cristiana.
Finalmente, el bautismo es un paso de obediencia y fe. Es un acto público que simboliza nuestra muerte al pecado y nuestra nueva vida en Cristo. No nos salva por sí mismo, pero sí es una muestra clara de que hemos decidido seguir a Jesús con todo el corazón