Bautícenlos- texto padres de familia
Autores: | Valero Cárdenas, Yolanda Gutierrez Mejia, Maria Oliva |
La vida cristiana tiene su inicio en el bautismo. "Bautícenlos, háganlos discípulos" es una exigencia que la Iglesia hace a todos los fieles para que asuman la responsabilidad de educar en la fe a los iniciados. Al ser bautizados empezamos a ser parte de la familia de Dios, nos hacemos discípulos del Señor y somos acogidos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (ver Mt 28, 19) para llevar con dignidad el real nombre de cristiano. El Bautismo que nos configura y nos hace capaces de ser "otro Cristo", nos introduce en una nueva forma de vida, una experiencia maravillosa de unidad con Jesucristo fuente de agua viva. El Santo Padre Francisco a través de una de sus tradicionales audiencias de los miércoles nos recuerda el valor incondicional del Bautismo "El día de nuestro bautismo es el punto de partida de un camino, de un camino hermosísimo, de un camino hacia Dios, que dura toda la vida, un camino de conversión? El Bautismo nos ilumina desde dentro con la luz de Jesús. En virtud de este don, el bautizado está llamado a convertirse él mismo en "luz", la luz de la fe que ha recibido, luz para los hermanos, especialmente para aquellos que están en las tinieblas y no ven ningún destello de luz en el horizonte de sus vidas". La Diócesis de Zipaquirá pone en manos de los párrocos, catequistas y especialmente en manos de los padres de familia este texto "Bautícenlos, háganlos discípulos" como herramienta importante para la preparación al sacramento del Bautismo de los niños menores de seis años. El propósito fundamental de éste es ayudar a que las familias sean más conscientes de lo significa la pertenencia a la comunidad de la Iglesia Católica y tengan el valor de dar testimonio a los niños y niñas que ellos mismos suben a la barca de Pedro. Es importante resaltar que cada catequista que acompañe este itinerario se apropie del mensaje y asuma de manera responsable y eficiente la preparación de los padres que todavía solicitan el bautismo de sus hijos. Reflexionar sobre nuestro compromiso bautismal es un ejercicio que permite a todo cristiano redescubrir el sentido de su propia vida y de los acontecimientos que lo rodean. Que Nuestra De la Asunción, patrona de esta Iglesia particular, nos acompañe en este proceso de nacimiento, educación y crecimiento en la vida cristiana.