Construyendo realidades de sueños perdidos
Proyecto Municipio de Risaralda
Autores: | Ocampo Correa, Germán José Vélez Correa, Fabio |
La vida en sus muchas facetas nos depara momentos de sorprendente alegría. Esa es la visión que obtuve después de realizar unos talleres con los adultos mayores de nuestro municipio, custodiados muy cerca por la primera gestora del municipio, señora Paula Mustafá López y la encargada de dirigirlos, señora Pubenza Corrales, quien como una verdadera hada madrina, los mima y consciente de una manera increíble, transmitiéndoles un inmenso calor humano.
La idea de recolectar las vivencias como elemento patrimonial nace como un proyecto presentado al Ministerio de Cultura y concertado con la alcaldía municipal, para realizar con los adultos mayores unos talleres para rescatar la memoria cultural del pueblo, con el objeto de mantener vivo uno de los patrimonios intangibles más difíciles de conservar, el de la memoria. No en vano se dice que cuando muere un anciano es como si se quemara una biblioteca entera, y no es para menos tal afirmación: conocerlos de cerca, disfrutar de sus anécdotas, después de haber entrado en confianza con ellos es una verdadera experiencia; desglosar por retazos sus propias historias de vida; acicatear su memoria para rescatar del olvido sus páginas de vida, a través de entrevistas y charlas dirigidas, nos permitió conocer más cerca la profundidad de sus espíritus.
El aliento vigoroso de las épocas de arrieros, cuando el pueblo apenas era una aldea minúscula montada sobre una de las estribaciones montañosas de una serranía, que miraba a los flancos de la vertiente del Cauca y al dulce y casi idílico valle del Risaralda. Esos abuelos nos han procurado inmensas lecciones de vida, porque fueron tantas sus aflicciones demarcadas por las carencias y las dificultades propias de la época como para ir a la escuela; cumplir con los mil y un compromisos casi que a golpe de latigazos desde temprana edad; adquirir valores tan importantes como el amor al trabajo, la honradez a toda prueba, incluida la palabra, que sin más, era tan efectiva y se cumplía en los negocios, como un cheque al portador.
Esas pequeñas cosas de su niñez y juventud, sus juegos, sus creencias, sus recuerdos de vida, sus rituales, las formas de hablar propia de los antioqueños, su refranería y palabras curiosas, las primeras impresiones del pueblo vistas desde la retrospectiva del presente y analizadas ahora, con la madurez de los años son las que nos dejan como legado inmenso una profunda reflexión, aunque algunas expresiones puedan parecer fuertes y de mal gusto, es también una manera de representar, lo más fiel posible lo que fueron nuestros abuelos, descendientes de arrieros puros.
Puedo decir que disfruté mucho de esos talleres con los adultos mayores y quizá lo más importante es que muchas facetas de sus vivencias quedan estampadas en este libro que recoge sus impresiones, sus crónicas de vida, los recuerdos tatuados en el alma y limados mansamente por el río del tiempo que no cesa de pasar. Corresponde confrontar estas vivencias con las nuevas generaciones, tan escasas de valores, tan deliberadamente superficiales y egoístas.
Pero en definitiva, puedo decir que este libro que producen nuestros adultos mayores merece ser leído con los ojos del alma y comentado con la reflexión más profunda y de más alta estima, a la vez, que con el agradecimiento más sincero a ellos, que fueron los que esculpieron esta obra de arte nuestra, que es el pueblo que ahora tenemos, una “colina del viento” aromada de pasado pero con el más férreo impulso de progreso y presente.
Germán Ocampo Correa