Reseña

Séfora es una metáfora del viaje y de los encuentros. Puede ser la reencarnación de Simbad y sus periplos de descubrimiento, o quizá ella, tan de aquí y tan de ninguna parte, sea miembro de una corte de los milagros y así como puede tener un ojo tuerto, de un momento a otro lo reemplaza con el ojo del culo de Quevedo. O con el de Bataille. Séfora está en el bazar y revive en la puta de una esquina imposible en la que ninguna prepago puede competir.

Séfora, la caminante, rezuma su piel melaza y gasolina, es una creación de Luis Eduardo Jaramillo, escritor, pintor, militante de la “unánime noche”. Con ella recorre caminos no andados y es posible, en la lectura, toparse con el asesino o con alguna virgen suplicante. Es un trashumar impredecible, una aventura en la que uno puede aproximarse a la angustia existencial o a un orinal, que también puede ser obra de arte.

Reinaldo Spitaletta