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ISBN 978-958-8718-32-3

Cúrese con vitaminas y minerales

Autor:Insignares Román, Milton
Editorial:Casa Editorial Antillas Ltda.
Materia:615882 - Medicina popular
Clasificación Thema::MBPC - Medicina general y de familia
Público objetivo:General / adultos
Publicado:2013-11-22
Número de edición:1
Número de páginas:111
Tamaño:25x17cm.
Precio:$30.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español / Castellano

Reseña

La razón de escribir este libro, es la de facilitar un conocimiento sencillo y práctico de las vitaminas y minerales. La utilización de estas sustan-cias tan importantes para nuestro cuerpo está siendo mal manejada por una inadecuada información. Vemos que se desconoce toda una serie de fundamentos básicos acerca de uso de ellas, ya que hay que considerar que cada ser es diferente y que sus necesidades dietéticas tanto de vitaminas como de minerales también lo son. A través de mi propia experiencia con pacientes con ciertas deficiencias y enfermedades, he podido comprobar la eficacia de trabajar con estas sustancias, los resultados han sido maravillosos y en corto tiempo. Son muchos los tratamientos que se enfocan en el efecto y no en la causa de los desequilibrios (enfermedades), así desde este punto de vista estaríamos perdiendo la posibilidad de curar y más aun de sanar a un paciente. Estoy totalmente convencido que si se busca la causa exacta de lo que está produciendo la alteración, la recompensa será la curación, y la de tener una buena salud. No puedo dejar a un lado el tema de la alimentación. Explorar el mara-villoso mundo de los alimentos debe ser una prioridad en el ser hu-mano, es de fundamental importancia que aprendamos a nutrirnos, y sepamos “balancear o combinar” bien los alimentos. Es preciso que reconozcamos que la madre naturaleza es en realidad la más grande y antigua farmacéutica; la fuente de los más grandes y los más pequeños milagros de la salud. La dieta es el único factor determinante de la salud que podemos controlar plenamente, saber que comer y que no se debe comer según nuestras condiciones de salud es poseer un gran tesoro de conocimientos. E[ Dr. Bernard Jensen, quien era toda una autoridad en el campo de la nutrición y la iridología nos recomendaba que diariamente debernos consumir: 1 proteína (carne, pollo, pescado), para los vegetarianos (la proteína vegetal entre los cuales tenemos los germinados y las legu-minosas) 6 vegetales, y 1 harina, un buen consumo de frutas (no mez-clando las ácidas con las alcalinas). Lastimosamente nuestra alimen-tación y más aún nuestra nutrición a través de los tiempos no ha sido la más conveniente, por la ignorancia de muchas personas que se dicen tener toda la autoridad para dirigir nuestras vidas en el área de la nutrición y la salud. También por la sociedad de consumo en que estamos inmersos en donde la industrialización ha llegado a abarcar sino un 90% algo menos el manejo de los alimentos, y expone al ser humano a numerosas sus-tancias y partículas que ingresan a él ocasionando diferentes trastor-nos, los cuales se van desarrollando en forma paulatina y silenciosa pero con graves consecuencias posteriores (fenómeno conocido como Xenobiosis). Actualmente se conocen más de 2000 sustancias, entre los que tenemos colorantes, saborizantes, espesantes, disolventes, preservativos, ablandantes etc., y otras sustancias que se emplean en la industria en general, siendo las más comunes las que se utilizan en la industria alimenticia. (Un ejemplo de esto son los azúcares y las harinas blancas refinadas del trigo que se utilizan en la preparación de los panes, en donde se pierden hasta 22 nutrientes). Vemos como el mercado de los alimentos está invadido de productos que desde el momento d la siembra hasta la cosecha son “bombar-deados” con pesticidas, herbicidas y toda clase de sustancias que han dañado el ecosistema natural, y después son procesados con sustan-cias preservativas y toda una gama de químicos sintéticos como los tartranos, glutamatos, nitratos etc., alterando la composición y la estructura molecular normal de los alimentos. No contento con todo esto el hombre cada vez más se aísla de lo natural y por la teoría de lo práctico, de lo fácil y de lo rápido está siendo vencido en sus sistemas fisiológicos por una inadecuada formación e información de lo que puede y debe comer. Hay países en que están volviendo a los cultivos orgánicos, a todo lo natural, y esta es una labor tesonera y plausible. Es importante que volvamos a nuestras raíces y a crear conciencia con respecto a la alimentación sana. Pienso y creo que es mi deber decir que se deben replantear los sistemas de alimentación y se deben diseñar políticas por el gobierno con una actitud honesta en donde se capacite a las personas, al personal agropecuario, a los campesinos de cómo volver a los cultivos orgánicos ya la comunidad de lo que realmente deben comer, teniendo una adecuada información del alimento que va a consumir porque estamos ya ingiriendo alimentos “transgénicos” o Frankestein, que son manipulados y transformados genéticamente, que según los expertos en este tema afectarían el campo morfogénico o equilibrio biológico de nuestro cuerpo, generando mutaciones y enfermedades nuevas que con el tiempo no podrán ser controladas. Es importante que en los programas se empiece por los niños, haciendo brigadas educacionales con 1as-amas de casa y en los colegios, para prepararles una lonchera sana e ir concientizándolos de lo que es mejor para su salud. El ser humano es el más grande y completo laboratorio que existe y necesitamos suministrarle lo que él requiere para que funcione normalmente. Según estudios hechos en la universidad de Columbia en E.U y según las investigaciones del Doctor Joel Wallace en Kansas City conocido como “el Doctor Mineral” el ser humano necesita de 90 nutrientes en una dieta diaria y esta debe constar de 60 minerales, 16 vitaminas, 14 amino ácidos y ácidos grasos esenciales de lo contrario estaría a expensas de contraer una enfermedad. Mi concepto particular es que esto es muy difícil que se dé, pero si por lo menos tuviéramos la mitad y bien balanceada, no sufriríamos de tantas alteraciones a nivel de la salud; además, cada ser tiene sus propias necesidades y no podemos generalizar con protocolos y dietas para todo el mundo. Si nosotros nos alimentáramos como debería ser, podríamos vivir muchos años más y con una salud optima. En ciertas partes del mundo como por ejemplo el Tibeth, los Armenios, Azaerbaiyanos, en Pakistán (los Homster) en Ecuador (con los indios Bilichambas) y otros pueblos y culturas orientales en donde es fácil encontrarse con personas de 100 a 1 20 años con todas sus facultades físicas y mentales normales, se puede confirmar lo que James Hilton en su libro “El Horizonte Perdido” relató y después se realizó la película en la cual se narra la historia de un hombre (Lee Chuang Yi) en la China que vivió cerca de los 250 años y fue condecorado por el gobierno imperial de la China. (Su historia apareció en el NewYorkTimes y en el London Times). La revista de la National Geographic en una edición de 1973 muestra a tres personas con la edad de más de 100 años y en una de ellas se observa a una señora bailando (tenía la edad de 136 años). De acuerdo a los estudios y a lo que he investigado, el ser humano se muere antes de tiempo básicamente por una inadecuada nutrición y además por toda una serie de condicionamientos en los que se ve sometido día a día. No se da tiempo para él, para disfrutar de la naturaleza y al contrario lo que hace es romper constantemente con el equilibrio en donde vive. No saborea de los placeres de la vida, sino que anda agobiado, estresado y violento, en donde se sumerge en un mundo de confusión y angustia, ha teniendo “Tiempo para nada”, y en donde su alimentación ha pasado a un segundo plano. Vemos como hoy el sagrado momento de la alimentación se ha convertido en un suceso común y corriente, con una ayudante domestica que hace por hacer los alimentos y no le involucra la “sazón del amor” y para completar se almuerza y se come en frente del televisor con noticias desagradables, y con todo lo anteriormente dicho pretendemos o queremos tener una buena digestión y una buena salud... por favor. Quiero insistir y hacer énfasis en recobrar las costumbres de nuestros abuelos volviendo a todo lo natural y respetando los ciclos y ritmos de la vida. Los alimentos pueden aumentar tu inteligencia. Sí, aumentar tu inteli-gencia así como lo oyes, reforzar tu memoria y alimentar tus poderes de aprendizaje. Puede proporcionarte super vigor para manejar el estrés y sobreponerte a la depresión embotadora de la mente. Puede elevarte por encima del dolor. Resulta evidente que lo que te introduces a la boca y lo digieres es materia prima básica para tu organismo y tiene influencia sobre todo el funcionamiento de él. Hasta hace poco la medicina moderna se negaba a aceptar la bien documentada tesis de que los alimentos, las vitaminas, minerales y aminoácidos, tenían que ver algo con la agilidad o las enfermedades de la mente. Las laboriosas investigaciones realizadas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, comenzaron a abrirse paso y a cambiar la mentalidad institucional. El Dr. Richar Wurtman realizó el des-cubrimiento de que nuestro estado de alerta, coeficiente intelectual, memoria, estado de ánimo, sueño, e incluso nuestra percepción del dolor puede verse afectada por lo que estamos ingiriendo en nuestra alimentación. Cuando piensas, te mueves o intentas recordar algo, cier-tas células nerviosas cerebrales segregan neurotransmisores (que son mensajeros químicos, que las células usan para comunicarse entre síala velocidad de un rayo) Las personas con niveles altos de estos neurotransmisores específicos presentan una elevada memoria, poder de concentración y aprendizaje. Lo que Wurtman descubrió es que aquello que comes dicta cuándo y cuántos de estos neurotransmisores de vital importancia fabrica tu cerebro, y realizó un estudio completo con más de treinta de estas moléculas mensajeras y determinaron qué alimentos específicos necesitaba el organismo para fabricarlos. La capacidad del cerebro para fabricar determinados Neurotransmi-sores depende de la cantidad de varios nutrientes presentes en la circulación sanguínea a diferentes velocidades, volando en dirección de nuestro cerebro”. Los ganadores determinan que mensajeros químicos son fabricados y el cerebro no es la excepción. “Está íntimamente influenciado por lo que comemos”. Las vitaminas y minerales son esenciales para que el cerebro y nuestro cuerpo funcionen en óptimas condiciones. Minerales como el Zinc, Magnesio y el Hierro pueden prevenir el agotamiento cerebral, la disminución de la memoria y los cambios seniles del sistema nervioso. El Dr. Tücker de la Universidad de Oregon demostró que las personas podían mejorar su estado de alerta, la memoria e incluso la fluidez de la palabra con un suplemento de Hierro que refuerza el oxígeno y que los minerales como el Potasio, Magnesio y el Calcio también contribuían a mejorar la mala memoria y los problemas de aprendizaje. La buena memoria y el pensamient6 abstracto pueden ser ambos ayudados por el uso de la vitamina A, complejo B y la vitamina C. El Dr. Vernon Mark (U. Boston) dispone de las pruebas de que una carencia de complejo B en la dieta puede provocar demencia. La vitamina Bi 5 o ácido pangámico es un gran oxigenador del tejido vivo. Los soviéticos han comprobado esto y demostraron que contribuye a la respiración del tejido cerebral usándolo durante años para tratar discapacitados de aprendizaje y retardo mental con resultados excelentes. Lo mismo utilizando Germanio. También se ha demostrado la impor-tancia de la vitamina C ya que ésta aumenta las defensas del organismo fortaleciendo la cascada inmunológica y aumentando el coeficiente intelectual. El Dr. Linus Pauling dos veces premio Nobel, considera esta vitamina esencial y fundamental para todo el organismo. La vitamina E es un gran antioxidante y también es esencial para el ser humano en todos los aspectos. Todas estas sustancias que se encuentran en la naturaleza deben ser bien utilizadas para que cumplan a función sinérgica y equilibrada en nuestro organismo. Lastimosamente por la deficiencia en minerales en nuestros suelos y los insecticidas y pesticidas en las plantas y vegetales necesitamos de complementos o suple-mentos, para así compensar las deficiencias que se presentan en nuestra dieta. Por último, deseo que este libro lo disfruten lo lean y lo relean teniéndolo de consulta permanente para tener una buena calidad de vida en excelentes condiciones de salud.

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