Tanta Tinta Tonta
Libro impreso en papel
Autor: | Liévano Quimbay, Luis |
Este libro reúne una exquisita colección de palabras estúpidas dichas desprevenidamente por políticos y otras personalidades de ese mundillo, que dejan ver su poca sensatez en el manejo de los destinos de la humanidad. Por estas páginas desfilan George W. Bush y Augusto Pinochet, Ronald Reagan y José Stalin, Vicente Fax y Richard Nixon, Julio César Turbay y Harry Truman, Evita Perón e Imelda Marcos, Adolfo Hitler y José María Aznar... con todas sus «poderdumbres» Entre bárbaras y cínicas, tantas frases sueltas no dejan de producirnos una sonrisa involuntaria o una carcajada definitiva que aporta a nuestro entendimiento del porqué «estarnos como estarnos». Porque, como dice el autor, «hay gente ele palabra y gente que... Francamente. Te ruego señor, todo ojeroso, que nos libres de las garras de las dictaduras, de los políticos mañosos y los regímenes cabeciduros, de los gobernantes necios y los sátrapas inmaduros, del autoritarismo embrujador, ele las fuerzas oscuras y, en general, de todo líder todo poderoso que a nombre de los que no oyen ni ven ni entienden, habla demasiado, piensa poco y hace mucho... mucho daño». Entre bárbaras y cínicas, tantas frases sueltas no dejan de producirnos una sonrisa involuntaria o una carcajada definitiva que aporta a nuestro entendimiento del porqué «estarnos como estarnos». Porque, como dice el autor, «hay gente ele palabra y gente que... Francamente. Te ruego señor, todo ojeroso, que nos libres de las garras de las dictaduras, de los políticos mañosos y los regímenes cabeciduros, de los gobernantes necios y los sátrapas inmaduros, del autoritarismo embrujador, ele las fuerzas oscuras y, en general, de todo líder todo poderoso que a nombre de los que no oyen ni ven ni entienden, habla demasiado, piensa poco y hace mucho... mucho daño».Entre bárbaras y cínicas, tantas frases sueltas no dejan de producirnos una sonrisa involuntaria o una carcajada definitiva que aporta a nuestro entendimiento del porqué «estarnos como estarnos». Porque, como dice el autor, «hay gente ele palabra y gente que... Francamente. Te ruego señor, todo ojeroso, que nos libres de las garras de las dictaduras, de los políticos mañosos y los regímenes cabeciduros, de los gobernantes necios y los sátrapas inmaduros, del autoritarismo embrujador, ele las fuerzas oscuras y, en general, de todo líder todo poderoso que a nombre de los que no oyen ni ven ni entienden, habla demasiado, piensa poco y hace mucho... mucho daño».