Nuestras raíces en el pasado
Autor: | Aristizábal Alzate, Nestor |
Para finales de la década de los años 30´s del siglo pasado, La Linda, con un paisaje de colores en todos los tonos del arco iris, con atardeceres iluminados por el sol en el ocaso y días de lluvia a cántaros, era ya una pequeña comunidad rural situada en un recuesto de la cordillera central, mirando hacia el occidente, a siete kilómetros de Manizales, ciudad que aún no cumplía un siglo de fundada..
Algún día del año 1936 llegó a La Linda un hombre de unos 32 años. Venía de ser agricultor, arriero, destilador de licores en el "Sacatín", y más recientemente tendero. Pertenecía a una generación de antioqueños que migraron hacia el sur en busca de mejores oportunidades. Seguramente traía un modesto equipaje, en costales de fique y en cajas de cartón amarradas con cabuyas, cargado todo ello en un par de bestias.
Su plan era abrir una tienda, en el lugar en donde antes había funcionado otra, casarse con la mujer que amaba, tener muchos hijos y disfrutar de una vida tranquila, trabajando en un ambiente rural, como lo habían hecho sus antepasados. Traía, según contaría más tarde a sus hijos, un capital de trabajo o, como se decía entonces, "un plante" de cincuenta pesos.