Reseña

Escritas, como muchas de las obras de Triunfo Arciniegas, para el grupo de teatro de niñas La manzana azul, estas dos piezas cortas son reunidas en este volumen con dos propuestas de montaje muy diferentes, pero con un principio que rodea el teatro infantil de este autor: Teatro de pobres con una imaginación rica.

La vaca de Octavio es una historia llena de inocencia en la que los acuerdos y el diálogo entre los personajes hacen posible llegar a un final feliz. Los convencionalismos son resquebrajados para dar paso a diálogos divertidos. La vaca de mantequilla que come flores ajenas es el centro de una historia en la que es posible imaginar otros mundos y otras realidades.

Por su parte, en La araña sube al monte, la soledad de René desaparece cuando su padre entra en escena para brindarle amor; presenciamos una pieza para títeres en la que la sensibilidad se maneja de una forma poética y en la que los juegos de palabras lo son porque, efectivamente, los niños juegan y se divierten con ellas.