Reseña

Una gata da a luz a tres bebés que nacen dormidos; dormidos para siempre. Una niña se pregunta “¿quién soy?” una y otra vez mientras Jero, su pez, se mira en el espejo infinito de su pecera. A Mandarina le cae un ventilador en la cabeza y, aunque todas sus compañeras rezan por ella, los médicos le amputan una oreja. Mamá y papá llevan a su hija a conocer el mar y, en un territorio aterradoramente bello, la niña encuentra una cápsula mágica. Al medio día, sin que nadie se entere, dos niños se escapan del colegio para ir al río y terminan perdidos bajo una cascada inmensa. Crack-crack, una ponzoña tras otra, la abuela entierra abejas en sus rodillas para espantar el dolor. Los conejos huyen de casa, se unen a las nubes blancas y voltean la gravedad: ponen la montaña arriba y el cielo en el suelo. Los hongos crecen en un aro que encierra un ciervo fantasma. Un padre lleva a su hija a jugar con los animales del laboratorio de una universidad. Un veterinario extrae el útero de una gata y le muestra ese planeta, rojo-violeta con árboles azules, a una niña que no sabe lo que es una matriz. Dos tortugas caminan hacia el sol y de sus espaldas se desprenden dos lazos violetas que, como espíritus, marcan un camino hacia lo divino.