Reseña

Hacerse familia es llenarse de historias. Reunirlas en cuentos, es casi quitarle al olvido un pedazo del tiempo, pagarle a la vida los años de infancia. Este libro es familia, entre sus páginas hay un testimonio; no es fácil ser madre y esposa ¿qué tanto debemos dolernos y ararnos las cuitas? Leer a mamá es andarse a si mismo, saber que el amor y el lenguaje fueron siempre destinos. Es verdearnos la vida escribiendo, hallarnos jugando en el tiempo. Soy yo raseándome niño, ella en voz alta leyendo “Doce Cuentos Peregrinos”, “El perro de los Baskerville”, o esos extraños poemas de Rubén Darío. Soy yo de mañana un domingo bailando conciertos de Yaki-Da, ABBA, o Bécaud que ella dulce cambiaba por mi compañía.

Mi madre amuró nuestra casa en contra de diablos y saldos en mora. Así me entregó su labor de cuidado y así la recibo ahora. Cuidando los días pasados de hija, de novia, de hermana y ahora, de autora. La letra aquí escrita lo es todo. Todos estos retratos verán el futuro.
El tiempo nos dio su permiso.