Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil
Autor: | Hobbes, Thomas |
Colaborador: | Escohotado, Antonio (Traductor) |
La Naturaleza (el Arte con que Dios ha hecho y gobierna
el mundo) está imitada de tal modo, como en otras muchas
cosas, por el Arte del hombre, que éste puede crear un animal
artificial. Y siendo la vida un movimiento de miembros cuya
iniciación se halla en alguna parte principal de los mismos ¿por
qué no podríamos decir que todos los autómatas (artefactos que
se mueven a sí mismos por medio de resortes y ruedas como lo
hace un reloj) tienen una vida artificial? ¿Qué es en realidad el
corazón sino un resorte; y los nervios qué son, sino diversas fibras;
y las articulaciones sino varias ruedas que dan movimiento al
cuerpo entero tal como el Artífice se lo propuso? El Arte va aún
más lejos, imitando esta obra racional, que es la más excelsa de la
Naturaleza: el hombre. En efecto: gracias al arte se crea ese gran
Leviatán que llamamos república o Estado (en latín civitas) que no
es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robustez
que el natural para cuya protección y defensa fue instituido; y en
el cual la soberanía es un alma artificial que da vida y movimiento
al cuerpo entero; los magistrados y otros funcionarios de la
judicatura y ejecución, nervios artificiales; la recompensa y el
castigo (mediante los cuales cada nexo y cada miembro vinculado
a la sede de la soberanía es inducido a ejecutar su deber)