Programa de mano
Coreografías colombianas que hicieron historia
Programa de mano - coreografías colombianas que hicieron historia es de esta manera una condensación de poéticas del cuerpo y la creación, donde su diseminada mirada apunta, no al tiempo cronológico de una historia técnica de la danza, sino a la vida particular de algunas de sus obras; los griegos llamaban aión, en contraposición a cronos, al tiempo que abrevia y reúne todos los tiempos. Las obras que este programa de mano presenta están entretejidas por esta temporalidad abreviada. Otro, claro está, puede ser su anudamiento; por ahora aión sitúa proximidades en la obras que desde cronos advertirían una inmensa distancia. Así, en Territorios nos encontramos con aquellas piezas que coinciden por ser expresión de una geografía cultural, inscripción de los gestos de una tradición que se aviva en cada momento de su revelación; Dislocaciones trae juntas tres mujeres que en los años noventa parían su obra en los intersticios de las artes visuales, corporales y escénicas; Soledades es, por su parte, la condensación de lo extimo, de las oscilantes pulsiones creadores que se nutren de una intimidad que solo se manifiesta en su exterioridad; Sincretismos congrega las poéticas del mestizaje, las expresiones dancísticas que transitan en el intercambio de las tradiciones, y la pluralidad de lenguajes corporales; Empirismos reúne el saber de la experiencia, el cuerpo hecho oído y danzado con absoluta convicción; Esplendores se detiene ante dos manifestaciones que impactaron por su destreza escénica, pero sobre todo, porque fueron cuna de un número muy grande de bailarines en épocas donde la danza se iba reconociendo presentación como un oficio en nuestro país. Ritualidades reúne el tiempo sagrado de la transformación, las poéticas corporales de lo invisible, como diría William Ospina, los hechos mágicos que “asaltan con un vértigo de antigüedad”. Y, finalmente, Resistencias condensa los espíritus rebeldes inherentes al movimiento, la voz que tiene la danza para expresar su ser político. No obstante, podríamos tener otras organizaciones, otras reuniones que jugaran con esta inmensa memoria. Cada título podría movilizarse a otra categoría; otros nuevos ordenamientos podrían recrear un nuevo terreno de sentido; aún tenemos la fortuna de ser una cultura dispersa que puede flexibilizar sus aproximaciones y sus distancias. Por el momento, este modo de reunión de las obras ha respondido a los criterios que acompañaron la selección de las mismas.