Reseña

Cartografía de Lugar (Herencia Simbólica del Cuerpo y la Danza), interroga una posición devenida dominante en nuestras historias de la danza y su modelo teleológico de narrarse (la de ser heredad -copy & page- de la impronta blanco y eurocéntrica), para dejar ver otra postura, suerte oportuna de inflexión que toma de pivote la enunciación y análisis de asuntos no habituales en las historias más al uso: el “hablar desde la periferia” para develar, diacrónica y sincrónicamente, la naturaleza de nuestros “diálogos, antropofagias”, enigmas del cuerpo político que, en la danza, deberá reconfigurar sus modos de-ser-en-ella. Y no es que Cartografía de Lugar…, sea -aun siéndolo- en su adentro y en su afuera, un volumen histórico per se de la danza, sino que logra poner en (con)texto a través de su fina y erudita radiografía elocuente, esos itinerarios acumulados de lo que ha sido la “herencia simbólica del cuerpo y la danza” colombiana. Modo sutil para saditar (agrietar, des-jerarquizar, des-centrar, hincar, sacudir) urgentes operatorias de valor crítico recualificante de lo que hemos sido, somos y seremos, de lo hecho y de lo por hacer, más allá de las perspectivas insospechadas de todo y cuanto pueda constituir la materia estética de la danza y su práctica comunal, cultural, social, escénica.
Cartografía de Lugar… está hecha de trozos de vida. Vidas en tiempos y espacios tan remotos como inmediatos; en el ayer y en el hoy de su continuum. Vidas arrancadas a la disipación, a los estragos del tiempo, a los espacios corredizos, para esculpir ahora su trazo en la historia. Detrás de la herencia simbólica del cuerpo y la danza, Cartografía de Lugar, pareciera clamar, cual dolor que centrifuga todo lo demás, y ofrece un conglomerado de motivos para la memoria en franca obsesión salvífica en el ir y venir de su permanencia delusiva.