Reseña

"En su escritura, Diana Villa López habla consigo misma. Es ella quien trae la luz a su vida. Lo dice en su poema Transgresión: hablando contigo misma /para no arañar / para que no aparezca el dolor / la desintegración del sí / la desesperación.
Y, sin embargo, nunca está sola. Dice: Dentro de nuestras vísceras / todas llevamos la carne / de la madre. A lo largo de todo el libro nos encontramos en el espectro del abrazo materno; una especie de maternidad aprendida a través de una mano tibia que pasó por su frente. Su madre, con quien además camina y ríe, es el consuelo exacto de la desesperación que analiza en su soledad. En ese gesto suyo, que siempre es más que suficiente. Diana Villa López tramita la
ausencia en la palabra, y como es poeta, reconoce: Nada más poseo, madre /salvo mi voluntad de amarte, / y mis palabras. Así escribe, anhelando y encontrando, realizando."
Juan Sebastián Rendón