Biodiversidad de Medellín y el Alto de San Miguel
Una mirada a algunas especies emblemáticas, amenazadas y endémicas
Autores: | Ospina Sánchez, Alejandro Guzmán Henao, Sara Eilyn Giraldo Aristizábal, Mariana Montoya Bedoya, Manuela Carvajal Hincapié, Sergio |
Medellín, conocida como la “ciudad de la eterna primavera” o la “capital de la montaña”, ha sido destacada en todo el mundo por su desarrollo empresarial,
social y urbano. Recientemente, mediante el Acto Legislativo 01 de 2021, también ha sido declarada Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación.
La ciudad tiene un clima cálido, con temperaturas que van entre los 15 y los 26 °C. Presenta dos temporadas húme das (marzo, abril y mayo; septiembre, octubre y noviembre) y dos más secas (diciembre, enero y febrero; junio, julio y agosto) (Climate Data, s. f.). Según expertos, los bosques de Medellín se clasifican
como tropicales y húmedos premontanos, y se caracterizan por ser especialmente ricos en especies y funciones naturales.
De hecho, gracias a estos atributos estos ecosistemas son considerados como los “pulmones” de la Tierra. Uno de los lugares más importantes para
la región es el Alto de San Miguel, una zona montañosa que forma parte de la cordillera Central. En los bosques de este lugar nacen varios de los principales ríos que conforman el embalse de La Fe, responsable de surtir de agua a los municipios del área metropolitana del Valle de Aburrá. Dicho punto también es el hogar de muchas especies y ofrece servicios vitales como la regulación del agua y la captura de carbono, además de brindar espacios para el turismo y el disfrute de la naturaleza (Sánchez-Londoño et al., 2019).
El libro Biodiversidad de Medellín y el Alto de San Miguel: Una mirada a algunas especies emblemáticas, amenazadas y endémicas busca informar a la ciudadanía sobre la fascinante red de interacciones ecológicas y especies presente en Medellín y en el Alto de San Miguel. Al mismo tiempo , es un llamado a reconocer
la fragilidad de esta riqueza natural y, en especial, que nuestro bienestar depende en gran medida del buen estado de nuestros ecosistemas.