Reseña

Hay una conciencia creciente sobre los límites de nuestra empresa moderna para proteger la herencia natural, cultural y humana de la tierra. En respuesta, intelectuales y defensores han producido un incremento correspondiente en tropos sobre decolonialismo y sobre los límites de la democracia capitalista. Nuevos llamados para contrapuntos y remedios a los estragos de la modernidad emergen con cada generación y los movimientos globales que han movilizado —desde protestas sobre los tratados cop1 hasta programas de reforma de tierras, pasando por iniciativas en defensa de los derechos humanos— juntan un grupo cada vez más familiar de defensores, incluyendo ambientalistas, activistas por el clima, defensores de derechos humanos, científicos y —con frecuencia en roles de liderazgo— pueblos indígenas.