Reseña

Hay recuerdos que el tiempo no borra, solo los tiñe de azul y de verde

En «Azul y Verde», un hombre recorre los senderos de su memoria en busca de sí mismo, entre los ecos de una infancia luminosa y los silencios de una adultez fragmentada. En un paisaje marcado por los colores del cielo y la tierra, el amor, la pérdida y la soledad se entrelazan en una danza de emociones profundas y contradictorias. Cada recuerdo, cada ausencia y cada intento de reencontrarse dibujan un mapa de heridas abiertas y esperanzas marchitas, donde la búsqueda de identidad se convierte en el verdadero viaje.

Con el telón de fondo del Valle del Cauca, la historia se despliega como una pintura nostálgica: vibrante en sus detalles, pero inevitablemente triste en su esencia.

Con una prosa íntima y evocadora, Gustavo Uriza Sinesterra construye en Azul y Verde un universo emocional donde los colores no solo describen paisajes, sino también estados del alma. Su narrativa, profunda y melancólica, invita a habitar los rincones más ocultos de la memoria, y nos recuerda que la vida, en su belleza más sincera, siempre está teñida de pérdidas y anhelos imposibles.