Sexo y Obsesión
Autor: | Pereira Franco, Divaldo |
Colaborador: | Durante Juan A (Traductor) |
En la Tierra, se vive la hora del sexo. El sexo vive en la cabeza de las personas, y parece haber salido de la organización genética de donde tiene su sede.
Naturalmente, el pensamiento es fuerza actuante y desencadenadora de la función sexual. Reducir al individuo apenas a las imposiciones reales o estimuladas del sexo desaliñado, conforme viene aconteciendo, es transformarlo en esclavo de una función pervertida por la mente y atormentada por las fantasías mórbidas.
El ser humano es lo que señalan sus valores éticos, sus aspiraciones, sus sueños, sus luchas, sus grandezas y también sus aprendizajes dolorosos. Gracias a todos esos fenómenos de lo cotidiano, él crece y se perfecciona, saliendo de los límites en los que se encarcela hacia los incomparables vuelos de la amplitud. Sitiarlo en el gozo sexual y asfixiarlo en los vapores de la libido perturbada, constituye una agresión injustificable a sus conquistas emocionales, psíquicas e intelectuales, que le dan sabiduría para discernir y para realizar.
Progresando siempre, el Espíritu jamás retrocede en su proceso reencarnatorio. No obstante, en razón de la conducta irregular puede estacionarse, aguardando la reparación de los errores graves cometidos, cuando ya no podría permitírselos más. En ese desplegar intelecto-moral, se vincula a aquellos a quienes ama o de quienes se distanció por el crimen y por la iniquidad, experimentando el apoyo de los afectos y la persecución de los enemigos, que no lo perdonan por las ofensas de que fueron víctimas.
Es en ese campo de luchas que surgen las lamentables y dolorosas obsesiones de graves consecuencias.