Reseña

Al igual que su esposa e hijos, don Eulalio fue un hombre que sirvió a esta comunidad; primeramente, desde su ferretería donde las personas llevaban lo que necesitaran con o sin plata porque él les fiaba; la gente conseguía lo que eran bujías para su motor fuera de borda, hélices, pinturas, láminas de zinc para techar las casas, motosierras para cortar madera, guadañas para podar, martillos, clavos, alambres para colgar ropa, entre otros, etc. Lo mismo hacía en su aserrío, donde se cortaba con una gran máquina todo tipo de madera, para construir casas, fabricar camas, etc.
Su esposa e hijos también estaban siempre dispuestos a servir a la comunidad. Su esposa regalaba zapatos a los niños, para que no anduvieran descalzos y se enfermaran; su hijo Víctor fue profesor del colegio politécnico de este pueblo, no solo se dedicó a enseñar biología sino que también se preocupó por que el colegio tuviera biblioteca para que los niños investiguen sus tareas y adquieran el hábito de la lectura; y es que quién no recuerda las cartillas de Escuela Nueva o Nacho Lee. Su hija Carmen Astrid enseñaba a algunos adultos iletrados a leer y escribir; su hija Norma Rubiela fue la primera mecanógrafa del pueblo, quien asistía a muchos en la escritura de sus cartas en su máquina de escribir; su hijo mayor a quien ya todos conocemos llegó a ser alcalde de este pueblo entre 1980 y 1981. Además, de todo esto el 10 de enero de 1954 don Eulalio fue nombrado alcalde de este municipio, que para ese entonces solo era un pequeño pueblo; y sabemos que manejó correctamente los recursos que se destinaron; hasta el día de hoy tenemos la muralla de Los Mangos, la muralla del barrio Las Flores y la muralla del barrio Independencia, a los cuales se los estaba llevando el río.