Que nadie diga que no pasa nada
Una mirada esperanzadora desde la Región del Pacifico Nariñense
Autor: | Requenet, Ruby |
Colaborador: | Pastoral Social de la Diocesis de Tumaco (Coordinador Editorial) |
Que nadie diga que no pasa nada ¡ Documento que pretende, no sólo mantener viva la “resonante” voz de las comunidades que, a pesar de las “indignidades y atropellos” contra la vida, los derechos humanos y el territorio se resisten a ser “invisibilizadas y olvidadas”, sino también testimoniar las experiencias resilientes que dan buena fe de los signos de vida que inspiran y sostienen el sueño de un provenir próspero y en paz.
La historia de este informe jamás podrá descuidar que su génesis se inspira en una doble mirada de fe: Por un lado, denuncia de todo aquello que se opone al proyecto de paz, justicia y amor que Dios, Señor de la Historia, ha querido para los pueblos, tal como lo expresa Juan 10, 10: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Y por el otro, descubrir en medio de la incertidumbre, el temor y la desesperanza, cómo Dios manifiesta su poder inspirando experiencias que le apuestan a la defensa de la vida y del territorio, a la organización comunitaria, a la justicia, a la alegría, al liderazgo constructivo y al rechazo de la impunidad, del silencio y de la complicidad ante la corrupción. ¡Que nadie diga que no pasa nada ¡se convierte así en una herramienta espiritual para discernir, en medio de los datos estadísticos, técnicos y pastorales, la presencia confiable de Dios, tal como lo dice el Apóstol San Pablo: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5,20). Clara invitación a la no resignación, antes bien, por el contrario, a reconocer que Dios está acompañando e iluminando el caminar de nuestras familias.
La Providencia Divina se alinea con el lanzamiento de esta versión y nos ofrece transversalmente la invitación del Papa Francisco, quien nos exhorta a vivir en este año el “Jubileo de la Esperanza”. En la bula papal “Spes non confundit”, que significa “la esperanza no defrauda” (Romanos 5,5) nos recuerda: “Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad. Que el Jubileo sea para todos, ocasión de reavivar la esperanza”.
Esta última expresión del documento papal define muy bien una de las características inherente al objetivo de nuestro informe ¡Que nadie diga que no pasa nada ¡, pues su narrativa cuida la riqueza de “las cosas buenas” que pasan en el territorio y que empujan a seguir comprometidos con el sueño de una región en reconciliación, paz y prosperidad para todos. Es el poder de la esperanza que no escatima esfuerzos para perseverar en la búsqueda de la justicia social para nuestras “comunidades empobrecidas”, para resistir a las diversas formas de violencia que desestabilizan el orden, la armonía y la paz, para levantar la voz una y otra vez “contra toda esperanza” (Romanos 4, 18) y exigir a la sociedad colombiana el derecho a “no ser invisibles”, porque en el territorio del pacífico Nariñense todos decimos que “si pasan muchas cosas”.
Finalmente, para quienes entran en contacto con cada una de estas páginas, recordarles que éstas están llenas de historias de vida, de experiencias dolorosas, pero también esperanzadoras. No son sólo datos estadísticos, son también realidades con piel y corazón que no quieren ser olvidadas. Por eso, esperamos que cada uno de los informes de ¡Que nadie diga que no pasa nada ¡haya despertado la conciencia y la sensibilidad del lector por las situaciones de dolor y sufrimiento de nuestros pueblos, a fin que no necesite un artículo para solidarizarse con ellas y “cotidianizar” que “la indiferencia no se le vuelva costumbre”.