Expedición Pacífica: tejiendo ecosistemas transformadores hacia la formación y territorialización de la paz con mujeres, jóvenes, niños y niñas
Los autores del programa Expedición Pacífica: territorializando la paz, buscaron en sus investigaciones la comprensión de la paz desde el trabajo con las personas en los territorios, la promoción del respeto, la exigencia de la justicia, el reconocimiento de la igualdad y la dignidad de todas las culturas, entendiendo que el conflicto forma parte del ser humano y que la paz no es ausencia de conflictos.
Los elementos que constituyen la paz son: la verdad, la solidaridad, la justicia y la libertad, que se entrelazan como el tejido de una araña, por el que
se construye cultura de paz y en el que se busca que cada persona lo vuelva natural y cotidiano; es decir, cultural. En el programa Expedición Pacífica: territorializando la paz la paz no surge de territorios de personas que piensan igual; la paz surge de personas con trasfondos y contextos muy diferenciados
con formas de entender, percibir y ver el mundo de forma muy distinta. En estos se mezclan la verdad, la solidaridad, la justicia, la libertad, el respeto y la
confianza; elementos que constituyen la paz.
Así, se muestra que la calidad en las relaciones interpersonales forma parte de este tejido, que teje lo diferente, lo improbable, lo que no se espera; pero, donde se empieza a caminar, a compartir desde lo humano de las personas que participan para visualizar el futuro cercano o ver la otra orilla del puente; porque, cuando se territorializa, las personas son capaces de crear, no son neutrales, son personas comprometidas y tienen una palabra con la fuerza que
emana del arraigo con la vida.
Por su parte, volver la mirada al lenguaje es un elemento fundamental porque en la actualidad es una nueva forma de violencia, en especial desde las redes sociales. Se requieren programas para pensar otras formas de hablar y de conversar desde el lenguaje verbal y no verbal. La pérdida o empobrecimiento
del lenguaje complica las relaciones humanas.
El mal es la aniquilación del Otro, y busca generar resentimiento o rencor. Enseñar a hablar, a pensar, es la posibilidad de empezar a buscar que las personas
se responsabilicen por lo que dicen o por lo que dejaron de decirse, y de hablar con precaución para el cuidado del Otro. Es decir, practicar el logos como palabra, como habla, como pensamiento.
En este sentido, la ética es una hoja de ruta que invita a la responsabilidad social. Ser personas buenas, decentes, confiables, respetuosas. No se trata sólo
de “saber” que es solidaridad sino de ser solidarios, no se trata solo de “saber” qué es la verdad, sino de ser veraces; no es solo el saber, sino hacer propios los
conceptos.
Si la violencia es fruto del miedo, la paz es fruto de la esperanza y tener libertad para soñar. Pensar la paz es un llamado a tener relaciones fecundas y
sinceras; a perdonar y a que haya reconciliación; a ser transparentes en el diálogo y respetar la palabra. Es un compromiso permanente con el Otro.
Este libro invita a comprender que la paz abarca una paz interior que significa eliminar resentimientos, y una parte exterior que significa cultivar el diálogo, la colaboración, la solidaridad, la fraternidad y el respeto de los derechos de los demás.