Dibulla fruto melao
Autor: | Moscote Arregoces, Euclides Guillermo |
Por el hábito pueblerino, los hechos son repetitivos y se impregnan en sus ha-
bitantes como huellas registradoras de gestas pretéritas con presente seguro
porque, en su recorrido, no sufren desgastes; pues, son recogidos y apropiados
por vivientes comprometidos con el recordar, dialogar, narrar, contar, asegurar el
momento, el sitio, testigos de la fecha de ocurrencia y, sobre todo, qué vestigios
dejan como herencia cultural, tan propia del pueblo.
Los hechos gestores de Dibulla fruto melado son parecidos a los dibulleros naci-
dos en la búsqueda de la manera más clara y precisa del camino para indagar en
cada punto del camino o vida dibullera qué investigar, qué referir, qué decir y qué
recordar; dicho de otra forma, el pasado, siempre, es ahora, es presente; pues,
el suceso de ayer y de hoy permanecen frescos con igual riqueza para ocupar
espacio histórico donde debe ser y estar.
Realmente, el contenido de esta obra se basa en acciones emanadas de imagina-
ciones, en alto porcentaje irreales o abstractas; pero, al mismo tiempo, revestidas
de existencia real por cuanto los protagonistas fueron personas que ocuparon un
puesto terrenal en el Dibulla pasado reciente y para glorificarlos, se han tomados
como estrellas de luz propia, radiante de sus compromisos participativos en el
desarrollo de esas mismas cosas que llenan a los dibulleros y los inspiran a co-
mentarios, tristezas, comparaciones de tiempos pasados y presentes; además, el
reconocimiento de la pérdida de ellas, dejando, hasta cierto punto, vacíos que no
colman lo que una vez fue su ayer vivido con familiares, vecinos y amigos.
En la obra Dibulla fruto melado, se choca con la evocación de las personas que iban
de Dibulla a los “Holandeses” a recoger icaco, el paso de la boca del río Jerez y
aguas oscuras de La Boquita de El Cequión; allí, los caimanes dormían en sus
orillas, esperando una presa de cualquier naturaleza, el paso del río El Lagarto,
donde se oía el ronquido de Abdón Bolívar Peralta Ávila y, tanto el caserío Rio-
cañas como la desembocadura del río del mismo nombre, espacio de sus aguas
dulces abrazadas con las saladas del mar; además, se sabe cuántas molestias se
Introducción
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Dibulla fruto melao
vivía para recoger el fruto silvestre de plantas dadoras de medios económicos
para apoyos familiares.
Con el apoyo de la farmacopea de la cultura Kogui, tierra de plantas medicinales,
más otra compradas en las tiendas, se unieron y resultó el nombre con propósito
de titular el cuento donde se narra un aspecto de las costumbres dibulleras rela-
cionadas con el beneficio de la canela y el tusílago que, mediante una infusión,
mejora la salud de enfermo de gripa y resfriado. En tal cuento imaginario, se hace
referencia a los esposos Diodiab y Mercedes la gorda, como personajes creados
y el resto reales, se tituló Canela y tusílago.