Reseña

Una obra costumbrista del caribe colombiano. Encontrar relatos que puedan decir de mejor forma cómo se escribe en el calor de un cuarto, con ventanas y sin viento. La mitad del día para descansar de la realidad, y fugas para que se compruebe la evasión de quien busca palabras en otros libros. Voces que hablan mejor el lenguaje de los vivos; leer es un monólogo propio, un apropiarse del sexo, de las manías, de los quejidos, y padecer o disfrutar por las palabras en callejones sin salida, y sin estrellas. Los autores mienten con la verdad, hay que buscar ladrillos y miradas por un segundo piso, y nos rodean libros de gente que no conocimos, Spoon River. Llegan y se acomodan en este calor, nos declaman y nos cuentan la vida en los libros, la vida de los libros. Un hombre que da limosnas, un portalibros, idiomas de todos los tiempos, paredes y revistas viejas como los casetes que nunca volverán a sonar, cantidad de cosas como ciertas presencias que hacen el sexo frío, fastidios de la tarde y el calor, para preguntar por qué tienen llaves las casas y por qué buscamos el amor en lo perdido y en el odio, y nos parece un límite donde no hay un arroyo o una flor para un jaguar, el jaguar que come flores, y nos da la promesa del cansancio, del tedio, y sobreviven las palabras de quienes escribieron, de quienes nos dejaron una honda compañía, repleta de libros y de magazines de domingo