Reseña

Eran las 7 am cuando sonó el viejo
teléfono de “La mansión Vega”
(así le decíamos por cariño al
pensionado estudiantil administrado
por Calixto Vega y su esposa Consuelo,
en Bogotá). Corría el año 94, un año
que jamás olvidaré
Luego del timbre de llamada vino el grito agudo aquel:
“Felipeeeeeee, contesta que es pa’ tiiiiiiiii” y brinqué como un
resorte, un día domingo nadie llamaba a esa hora, era casi ley
dormir hasta tarde y descansar. Para mi sorpresa era Rafael
Ricardo al otro lado de la línea, quien para ese entonces ya
me había dado la oportunidad de ser su guitarrista en el
icónico grupo musical conformado por él en el acordeón y
Otto Serge, uno de los mejores cantantes que ha tenido el
vallenato; juntos hicieron un catálogo inmenso de éxitos.
Noté a Rafa súper contento, había estado tomando la
noche anterior y se despertó temprano emocionado a seguir
la parranda. Motivo: Acababan de firmar contrato con Sony
music Colombia por varios años y de inmediato comenzaron
el proceso de búsqueda de canciones. Habían pasado toda
la noche escuchando y analizando más de 100, un proceso
tedioso, pero emocionante.
Lo felicité y fue cuando me dijo: “Al contrario,
te felicito yo a ti, ¡no sabía que
componías tan bonito! ¿Por qué no
me habías mostrado tus canciones?”.